El sueño de la razón produce monstruos

lunes, 23 de septiembre de 2013

¡ La triunfante Angela Merkel...! Goethe no lo hubiera expresado mejor...


                                     El País, lunes 23 de septiembre de 2013: El Roto

domingo, 22 de septiembre de 2013

Sexo y voluntad

      
    Acabo de leer un artículo lúcido que se aproxima bastante a algunos aspectos del pensamiento de Schopenhauer plasmados en su obra El mundo como voluntad y representación. No en vano se inspiró en determinadas filosofías orientales. Un "meme" replica a un "meme" y así hasta el instante cultural que nos ha tocado vivir... ¿O esto es un disparate...? Que alguien me comente algo al respecto...Veamos:

 "Vanidad de vanidades, todo es vanidad"

    Sagaz y ávido lector de la literatura antigua, Nietzsche relata el episodio en el que Sileno, uno de los miembros de la cohorte de Dionisos, fue atrapado por los jardineros de Midas y conducido ante el rey. Como único precio del rescate, el monarca exigió a la deidad que le revelara la mayor sabiduría a la que se pudiese acceder. Sileno se negó lo suficiente como para brindar un contexto adecuado de suspenso a la escena, y finalmente lanzó, entre complacido y triste: “¿Por qué me fuerzas a decirte lo que para ti sería muy ventajoso no saber? Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti. Lo mejor es no haber nacido, no ser, ser nada.”

     Esta verdad descarnada y cruenta se halla presente en casi todas las culturas, aunque muchas veces se intente disimularla con beatíficos ornatos. Sin embargo hubo un filósofo que actuó cual espejo cóncavo, recibiendo los rayos lumínicos provenientes de las sabidurías más disímiles del orbe, y las hizo converger en un punto focal, cima de toda su filosofía. Se trata de Schopenhauer y su descorazonadora sentencia“Toda vida es sufrimiento”.

      En el discurrir schopenhaueriano se cita a Caledrón: “El delito mayor del hombre es haber nacido”; a San Bernardo: “¿De qué se vanagloria el hombre, cuya concepción es culpa, el nacimiento, pena, la vida, trabajo, y la muerte, fatalidad?”, al Budismo: “Esto es samsara: el mundo de la veleidad y el deseo, y por ende, el mundo del nacimiento, de la enfermedad, de la vejez y de la muerte: es el mundo que no debería ser”; en fin, se da lugar a todas las fuentes filosóficas, teológicas, literarias y, por sobre todo, a la experiencia misma del día a día, que no es más que un afanarse en vano bajo el sol, un correr tras el viento como dice el bíblico Qohelet, cuyo verso afamado corona el título de esta entrada.  

Nosotros podríamos agregar otros ejemplos más deplorables sobre la condición humana, y sumar nuevos aforismos acuñados por el saber más elevado, pero sería un redundar sin sentido acerca del infortunio de nuestra existencia. “Por eso –dice Qohelet- felicito a los que han muerto más que a los que viven todavía. Y más que a ellos, al que no ha nacido y no ha visto las infamias que se comenten bajo el sol”.


Estas doctrinas fueron aceptadas hace tiempo por los pueblos de Oriente, pero en nuestro Occidente cultural permanecen escrupulosamente soterradas por el pavor que causan entre los mojigatos y los cándidos santurrones. En este contexto, y fiel a su estilo, Nietzsche se ve obligado, en las siguientes palabras, a expresarse con diamantina rudeza: “En la madurez de su vida y de su inteligencia, lo asalta al hombre el sentimiento de que su padre se equivocó al engendrarlo”. Bajo el mismo son se había expresado Schopenhauer, cuando supo afirmar que si el acto de la procreación dependiera sólo de un cálculo puramente racional, entonces el futuro de la humanidad sería, cuando menos, incierto; pero como el deseo sexual y la promesa de un placer intenso van unidos a la procreación, entonces el engaño queda consumado de modo genial, para perdición de la humanidad. Tal vez por eso -aventura Schopenhauer- “illico post coitum cachinnus auditur Diaboli” *."

* Traducido viene a decir: Inmediatamente después de hacer el amor, se pueden oír las carcajadas del Diablo.

Nota: el impulso sexual se presenta como un demonio maligno que lucha por confundir   todo y hace de los genitales el epicentro de la voluntad, contrapunto del cerebro y la                 racionalidad.



lunes, 16 de septiembre de 2013

Entre Descartes y Pascal: "la lógica del corazón" (II)


          Descartes es el hombre del método, tanto en matemáticas y física como en filosofía. Educado, metódica y sistemáticamente, en el colegio de los jesuitas, metódico lo será durante toda su vida. Buscará el mismo ritmo cotidiano y mantendrá el equilibrio entre el esfuerzo corporal y espiritual sin caer en excesos. Irá avanzando poco a poco de cuestión en cuestión teniendo siempre presente el todo hasta convertir su método en sistema: su obra filosófica-científica la cierra con una síntesis general, totalizante.
            Pascal, en cambo, es el hombre del pathos (de la pasión). Educado en el seno de su familia junto con dos hermanas (su madre muere cuando el niño tenía tres años), Pascal es el hombre de la vivencia profunda, del padecimiento, del dolor y del apasionamiento. Cumplidos los veintiún años, padecerá tuberculosis y no pasará ni un solo día sin dolencias. Genio complejo, espíritu de gran sensibilidad espiritual y corporal, no solo no rechaza su sufrimiento, sino que lo acepta y hasta la acrecienta acelerando su propia destrucción de forma casi patológica.
            Las dificultades no le frenarán, más bien le impulsarán a la acción extrema trabajando como un poseso en los estudios de la matemática o de la física, al tiempo que abordará los problemas aritméticos o geométricos. Como ingeniero, inventará la prensa hidráulica y la primera contadora mecánica (máquina calculadora) que funciona en el mundo; primero la llamó Máquina de Aritmética; luego, la Rueda Pascalina y finalmente Pascalina. La creará para ayuda de su padre, con diecinueve años (1642), a la sazón presidente del tribunal de cuentas al servicio de Richelieu.



Pascalina en el Museo de Artes y Oficios de París

            Su educación correrá a cargo de su padre, hombre de grandes conocimientos; no pisará ni la escuela ni la universidad. Siempre atraído por los problemas difíciles, "irresolubles", se irá precipitando de una cuestión a otra, sin plan general, sin método, entregándose en cada proceso a sus inspiraciones ya sean matemáticas o experimentales.
            Pascal no se preocupará por lograr una síntesis general de su obra. Se nos presenta más aforístico que sistemático; a su muerte aparecen un montón de papeles y medias cuartillas, jirones de su pensamiento que serán ordenados y publicados póstumamente como los PENSÉES (Pensamientos), que han dado más que pensar a la humanidad que muchas de las grandes obras filosófico-teológicas de su época.
            Sospechoso de herejía, vuelve a identificarse con su antagonista Descartes;  el Santo Oficio le introdujo en el Índice de libros prohibidos. Para uno y otro, para Descartes y Pascal, el mismo mundo se presenta de manera diferente; ambos lo verán, desde la perspectiva del conocimiento científico, de manera diferente. Y esto nos hace pensar...

                    A.T.T.


Sin indignación. Esto es lo que hay... Gracias, Forges


domingo, 15 de septiembre de 2013

Schopenhauer, El arte de hacerse respetar en 14 sentencias

   
                Se trata de una especie de breviario cuyo objeto es facilitar a los lectores algunos remedios de sabiduría práctica, alejándose de lo teórico-especulativo.

                El Prefacio empieza citando a Baltasar Gracián,
               "Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo; más obran quintaesencias, que fárragos."
                                              (Del Oráculo manual y arte de prudencia)

                  A.T.T.