El sueño de la razón produce monstruos

jueves, 11 de marzo de 2010

In Memoriam
A las víctimas del terrorismo del pueblo de Madrid
(11 de marzo de 2004-11 de marzo de 2010)



Goya
Alegoría de la Villa de Madrid.
Óleo sobre lienzo, 2,60*1,95 m.
Colección Museo municipal de Madrid


Goya ha recibido una condecoración importante el 11 de noviembre de 1811; José I concede a Goya la Orden Real de España, llamada despectivamente "de la berengena", y ha pintado un cuadro que puede traerle problemas. Habrá de repintarlo y finalmente se convertirá en una Alegoría a la villa de Madrid (1810, Madrid, Ayuntamiento). Primero fue un retrato de José Bonaparte encargado por el Consejo Municipal de Madrid el 23 de diciembre de 1809; posteriormente, en 1812 se cubre el retrato con la inscripción Constitución pero se realiza un nuevo retrato a la vuelta del rey José, y se vuelve a borrar en 1813; en 1814 se pinta en el medallón el retrato del deseado Fernando VII; en 1872, el alcalde liberal de Madrid ordena que se borren los repintes anteriores y se ponga el letrero Dos de Mayo.

En el gran cuadro domina la figura en pie que simboliza a Madrid. De tamaño aproximadamente del natural, es una mujer bella de cabello rubio, de una belleza en la que la finura de los miembros y la plenitud corporal no se excluyen; mira de frente y pone su mano derecha sobre una piedra en la que aparece en color el escudo de Madrid, óvalo en cuyo campo puede verse e1 oso empinado hacia el madroño; la bordura es azul con las siete estrellas. Va vestida la mujer con un vestido blanco con talle alto, y porta sobre sus hombros un manto de color rosado casi rojo. La mano izquierda señala con el índice un medallón que sostienen dos figuras aladas. La cabeza de 1a mujer porta una fina corona sobre sus rubios cabellos. Los dos ángeles que sostienen en alto el medallón van desnudos, y el que está de espaldas ciñe su cuerpo desde la cintura con un paño azul; el que está de frente, desnudo también, ayuda a sostener el medallón por su respaldo. Este óvalo marmóreo está bordeado por una moldura dorada y en su interior lleva actualmente, en doradas letras también, la inscripción en tres líneas: «Dos de Mayo». Otros dos ángeles, en vuelo sobre el medallón, a 1a izquierda y uno de ellos, torso desnudo y cubierto desde la cintura con paño azul, también sopla una larga trompeta indicando ser alegoría de la Fama. A los pies de la dama que representa Madrid, un perro blanco sentado que simboliza la Fidelidad; cubre e1 suelo una rica alfombra. El medallón con el escudo de Madrid está apoyado en un almohadón de terciopelo de pálido azul con galones y borlas de oro en las esquinas.
El cuadro fue pintado en 1809; Madrid está ya ocupado por las tropas francesas y Napoleón ha puesto en el trono de España a su hermano José Bonaparte. Se ha constituido un Ayuntamiento de la Villa de Madrid com­puesto por afrancesados, entre los que estaba un amigo de Goya, Don Tadeo Bravo del Rivero, maestrante y diputado de la ciudad de Lima, de quien el artista aragonés pinto, en 1806, un retrato de cuerpo entero y en pie con dedicatoria del pintor al modelo, lienzo que esta hoy en el Museo de Brooklyn (EE. UU.), (Gassier, 854). Por iniciativa de Bravo del Rivero, e1 Ayuntamiento de Madrid decidió, el 23 de diciembre de 1809, encargar a Goya un retrato del soberano, es decir, de José I. El rey intruso no era asequible para posar ante el pintor, y el artista, que así lo debió alegar, optó por pintar una composición alegórica de grandes dimensiones y de gran be­lleza, que para ser remunerado de acuerdo con la grandeza de este cuadro, no ha de ser pagado en menos de 15.000 reales; así parece que fue.

A.T.T.

domingo, 7 de marzo de 2010

¿Diego Hurtado de Mendoza autor de El Lazarillo?

Retrato de Diego Hurtado de Mendoza
Tiziano
Habrá, si así es, que revisar toda la génesis de la novela y volverla a relacionar con la llegada del rey Carlos y sus caballeros borgoñones (1517), con la Guerra de las Comunidades, con Juan de Padilla (uno de sus caudillos principales que, junto con Juan Bravo y Francisco Maldonado, fueron ejecutados por las tropas realistas (1521) en la localidad vallisoletana de Villalar), casado con Doña María Pacheco, hermana de Diego Hurtado de Mendoza, con las postreras resistencias de las Comunidades de Castilla en Toledo, la exclusión del perdón general y el forzado exilio portugués de la viuda de Padilla... En definitiva, la Intentio Auctoris, la que hizo crecer, brotar y fluir un texto espléndido, plenamente comprometido con la sociedad de su tiempo.
Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575; historiador, cronista, poeta, humanista y embajador de Carlos V) fue el hijo menor de Íñigo López de Mendoza y Francisca Pacheco, hermano de Luis Hurtado de Mendoza y de María Pacheco, para la que pidió el perdón del emperador. En una carta, menciona que visitó a su hermana antes de morir en Oporto, y que su familia reiteradamente intentó lograr el perdón sin conseguirlo. Doña María Pacheco murió en marzo de 1531; fue enterrada en el altar de San Jerónimo de la catedral de Oporto; les fue prohibido a sus familiares traer el cadáver a enterrar a Villalar, donde entonces yacía su esposo tras su ejecución. Representó, como pocos, el ideal renacentista de la Unión de las Armas y las Letras, al igual que su primo Garcilaso de la Vega.También fue amigo de Santa Teresa de Jesús, conoció a Gracián y fue elogiado como poeta por Lope de Vega.



jueves, 4 de marzo de 2010

De nada demasiado

Don Quijote, para demostrarle a Sancho su discreción y falta de locura, le cuenta el cuento de la viuda rica y el fraile motilón. Este relato debía ser popular en la época de Cervantes; aparece alguna otra versión en La casa de los celos y en La cueva de Salamanca.
"Has de saber que una viuda hermosa, moza, libre y rica, y sobre todo desenfadada, se enamoró de un mozo motilón[1], rollizo y de buen tono; alcanzolo a saber su mayor[2], y un día dijo a la buena viuda, por vía de fraternal reprehensión: “Maravillado estoy, señora, y no sin mucha causa, de que una mujer tan principal, tan hermosa y tan rica como vuestra merced se haya enamorado de un hombre tan soez, tan bajo y tan idiota como fulano[3], habiendo en esta casa tantos maestros, tantos presentados [4] y tantos teólogos, en quien vuestra merced pudiera escoger como entre peras, y decir: Éste quiero, aquéste no quiero”. Mas ella le respondió con mucho donaire y desenvoltura: “Vuestra merced, señor mío, está muy engañado y piensa muy a lo antiguo, si piensa que yo he escogido mal un fulano por idiota que le parezca; pues para lo que yo le quiero, tanta filosofía sabe y más que Aristóteles”.
Nuestro caballero andante extrae la lección que la viuda le da al Prior del convento y se aplica la moraleja, haciendo que de este modo Sancho se dé cuenta del juego que se trae entre manos:
"Así que, Sancho, por lo que yo quiero a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa de la tierra. [...] ¿Piensas tú que las Amarilis, las Filis, las Silvias, las Dianas, las Galateas, las Fílidas y otra tales de que los libros, los romances... fueron verdaderamente damas de carne y hueso, y de aquellos que las celebran y celebraron? No, por cierto, sino que las más se las fingen por dar sujeto a sus versos y porque los tengan por enamorados y por hombres que tienen valor para serlo. Y, así, bástame a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta, y en lo del linaje, importa poco, que no han de ir a hacer la información dél para darle algún hábito, y yo me hago cuenta que es la más alta princesa del mundo. Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar, más que otras, que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa, ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan. [...]
-Digo que en todo tiene vuestra merced razón –respondió Sancho- y que yo soy un asno. Más no sé yo para qué nombro asno en mi boca, pues no se ha de mentar la soga en casa del ahorcado. Pero venga la carta, y a Dios, que me mudo
[5] (Quijote, II-XXV)

¿Es esto locura o ha decidido volverse loco al hacerse don Quijote de la Mancha?.

[1]. Fraile lego e intonsurado.

[2]. El Prior del convento.

[3]. Sin letras e ignorante.
[4]. Frailes licenciados en teología que esperaban el grado de maestros.

[5]. Parece una expresión descarada de despedida.

Homo Faber

Todos los artefactos humanos (lenguaje, leyes, ideas, hipótesis, instrumentos, vestido, ordenadores) son extensiones del cuerpo físico o de la mente, señalan Marshall y Eric McLuhan(Las leyes de los medios, traducción de Eva Aladro Vico, en CIC, 2009, vol. 14, pp. 285 y ss.) El Homo Faber, el hombre que fabrica herramientas, lleva muchísimo tiempo tratando de extender algunos de sus órganos sensoriales; esto afecta al resto de sus sentidos o facultades. Casi siempre el ser humano ha obviado sus comentarios y observaciones a este respecto.
Edward T. Hall (The Silent Language) fue el primero en nuestra época en señalar el hecho de que todos los artefactos son extensiones humanas; aunque anteriormente Emerson ya apuntó que "todas las herramientas y artefactos de la tierra son simplemente extensiones de nuestros miembros y nuestros sentidos. El cuerpo humano es el edificio de los inventos, la oficina de patentes, en la que existen modelos a partir de los cuales se llevaron a cabo todas las ideas." (Works and Days, p.151).
Hans Hass (The Human Animal) considera ese poder de crear órganos protésicos adicionales como un avance evolutivo de consecuencias imprevisibles.
Las Leyes de los Medios son observaciones sobre los artefactos humanos y su incidencia en la sociedad y en el hombre mismo, porque todo artefacto es un avance para realizar algo, amén de una extensión del cuerpo mediante la adición de órganos artificiales (civilización). Un aspecto que Hass no contempla son los efectos de esos artefactos en la personalidad humana; es la llamada ingenuidad técnica.
A.T. W. Simeon (Man´s Presumptuous Brain; El Presuntuoso Cerebro Humano) señala que el hombre no puede estar muy seguro de sí mismo cuando usa sus propios artefactos, porque muchos de sus institnos animales han quedado inútiles por el uso de aquéllos.
El uso de herramientas y el dominio del fuego, hace aproximadamente un millón de años, introdujeron artefactos que el córtex podía utilizar por sí mismo con intenciones vitales. Estos artefactos no tienen relación con la organización del cuerpo y, por tanto, no tienen que integrarse en el funcionamiento del tallo cerebral. El diencéfalo (compuesto de tálamo, hipotálamo, subtálamo y epitálamo), principal regulador del tallo cerebral, continúa funcionando como si los artefactos creados no existieran. Así, el uso de artefactos por el hombre dejó muchos de sus instintos animales completamente inútiles.
Anthony Storr, en Human Agression, destaca que las armas de fuego y las bombas que facilitan la destrucción y la muerte a grandes distancias parecen librar de responsabilidad a quienes las utilizan. Lorenz, en On Agression, señala que la humanidad se habría destruido a sí misma con sus primeros inventos si no fuera porque los inventos y la responsabilidad son logros de la misma facultad específicamente humana de hacerse preguntas: desde los presocráticos, pasando por Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Hume, Kant..., hasta los filósofos y pensadores de hoy.
Otro efecto que se produce en el hombre mismo es que el uso de dispositivos modifica profundamente su naturaleza y su propia imagen. Emerson dirá: "Estas herramientas tienen algunas propiedades que podemos cuestionar. Son reactivas. La maquinaria es agresiva. El tejedor se enreda en la red, el maquinista en una máquina. Todas las herramientas son en cierto sentido herramientas de mucho filo, herramientas peligrosas. Un hombre construye una casa muy bonita; ahora es su propietario, y tiene que ocuparse de ella de por vida; tiene que vigilarla [...]. Un hombre tiene una reputación, y ya no es libre, sino que tiene que mantener el respeto propio. Un hombre hace un cuadro, o un libro, y si tiene éxito, es mucho peor para él que si no lo tuviera. [...] La maquinaria deshace al hombre. Ahora, que tenemos máquinas tan perfectas, el ingeniero ya no existe". (Works and Days)

lunes, 1 de marzo de 2010

Anatomía y fisiología del cerebro: indagando dentro de la mente humana

El neurocientífico norteamericano, Eric Richard Kandel, de origen vienés, premio Nobel 2000, afirmó que el cerebro es el secreto mejor guardado de la naturaleza. Es posible que jamás el hombre llegue a descodificar del todo su órgano más complejo y perfecto (el cerebro), ni responder satisfactoriamente a cómo nace la actividad mental, dónde se esconden los recuerdos, por qué el hombre es consciente de su propio yo, por qué soñamos…A pesar de los logros de las exploraciones neurocientíficas todavía hay muchos interrogantes sin respuesta y aspectos más enigmáticos aún no planteados ni admitidos por los científicos como la Paraspicología, las facultades más ignotas del psiquismo humano; los científicos actuales empiezan a aplicar las paradojas cuánticas al estudio de los fenómenos psíquicos; o la idea de vanguardia, el llamado cerebro halográfico, el descubrimiento, a principios de los 70, del neurofisiólogo norteamericano, de origen vienés, Karl Pribram, cuyo Modelo Holográfico del Cerebro da cuenta cómo a partir de las frecuencias vibratorias que entran por los canales sensoriales, el cerebro crea el espacio, el tiempo, los objetos y la realidad exterior misma. Esto ha llevado a la conocida hipérbole de que los acontecimientos que definen la actividad cerebral están fuera del espacio-tiempo. Todo esto nos indica que hay que alejarse un poco de las categorías espacio-temporales de referencia para adentrarnos en el dominio siempre enigmático de la Mecánica Cuántica y de unas extrañas estructuras microtubulares del cerebro para tratar de comprender “la conciencia del siglo XXI”, algo que está más allá del cerebro.
Con todo, los neurocientíficos se centran en investigar el funcionamiento de las diferentes zonas del cerebro, descubrir la naturaleza de los neurotransmisores y localizar las áreas que dirigen funciones como la inteligencia, la memoria, las emociones o las pulsiones. El físico y biólogo británico Francis Harry Compton Crick (1916-2004), Premio Nobel de Medicina en 1962, junto a James Watson y Maurice Wilkins, por el descubrimiento de la estructura molecular del ADN, reconoce que, “nuestro conocimiento del cerebro sigue en un estado muy primitivo […] Todo está por descubrir…” (GARRIDO, M., El cerebro, la gran incognita, Editorialbitacora, Website).
Fisiológicamente, el cerebro está constituido por dos mitades simétricas:
1ª. Hemisferio izquierdo; rige el lado derecho: el pensamiento lógico, verbal y analítico. Se relaciona con el Lenguaje, Matemáticas y Lógica.
2ª. Hemisferio derecho; se ocupa del lado izquierdo: lo subjetivo, lo emocional y creativo. Se relaciona con la orientación espacial, reconocimientos de caras, imagen corporal. Aprecia el Arte y la Música.
A su vez, los dos hemisferios están divididos en cuatro lóbulos:
1º. Frontal: relacionado con el conocimiento y la inteligencia,
2º. Temporal: con el área auditiva,
3º. Parietal: con el área sensocial, y
4º. Occipital: con el área visual.
El cerebro funciona como un holograma; al extirpar una parte del cerebro no se pierde la memoria, pues no está localizada en ninguna zona específica, sino repartida por toda la masa cerebral. Un holograma es una imagen tridimensional hecha con la ayuda de un láser. El holograma tiene como propiedad el hecho de contener toda la realidad en cada una de sus partes. El modelo holográfico del cerebro explica que cada porción del cerebro contenga la totalidad de las memorias cerebrales.
En la teoría del “orden implicado”, las partículas subatómicas no son entidades individuales, sino extensiones de algo holístico, básico, que llenan el orden implicado. Esta teoría responde, al igual que la del cerebro anterior, al modelo holográfico. De la fusión de ambas surge una teoría más amplia, según la cual el cerebro es un holograma que interpreta un universo holográfico.
Existe, según la Teoría holográfica global, un orden en el universo. No hay en realidad ondas o partículas, sino un orden implicado que genera ondas y partículas. El orden implicado lo contiene todo y no radica en ninguna parte, sino en las interconexiones, en la interrelación. Por eso, piensa Paz, C., que la memoria está codificada, no en las nueronas sino en los impulsos nerviosos que atraviesan todo el cerebro... Seguiremos...