El
engañar con la verdad es cosa
que ha parecido bien, como lo usaba
en todas sus comedias Miguel
Sánchez[1],
digno por la invención de esta
memoria.
Siempre el hablar equívoco ha
tenido
y aquella incertidumbre
anfibológica
gran lugar en el vulgo, porque piensa
que él sólo entiende lo que el otro
dice[2].
El origen de ese artificio retórico,
de semántica controvertible y su desarrollo aparece en la comedia nueva o en
novelas como Guzmán de Alfarache de
Mateo Alemán.
Si nos centramos en Mateo Alemán,
podemos ver que se ocupó, en varias ocasiones, por las complejas relaciones que
se establecen entre la mentira y la verdad.
En el "Elogio" de Alemán a
la Vida de San Ignacio, de Luis
Belmonte Bermúdez, que escribe en Lisboa, finales de 1604, en su Segunda
parte de la vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana,
encuentra tres formas de relacionarse la verdad con la mentira:
1ª. "La verdad acreditada con
verdades", modo este que le sirve también para alabar la obra de su amigo
Belmonte;
2ª. la repetición exculpada de las
mentiras ajenas, y
3ª. "la verdad acreditada con
mentiras", esto es, "cuando con parábolas ficciones, fábulas o
figuras, mintiendo se dice la verdad: aconsejamos con ellas, enseñamos cosas
importantes y graves, no sólo a la política, ética y euconómica, mas para
conseguir la eternidad a que todos aspiramos".
Y continúa su elogio:
"Desta usaron y usan Santos
Dotores, filósofos antiguos y modernos, y tanto se pratica, que desde la niñez
la mamamos con leche, doctrinándonos con las fábulas de Isopo, de Remicio
Aviano y otros, por su moralidad, sentencias y dichos graves y necesarios [...][3]".
"Fabulas" repletas de
"moralidad" y "doctrina", mentira y verdad... Con ello
viene a definir el complejo género literario de lo que llamamos novela hasta
llegar al lúcido y brillante ensayo de Vargas Llosa La verdad de la mentiras (2002) sin dejar por ello de recordar a Baltasar
Gracián:
"DISCURSO XLVII. DE LA AGUDEZA COMPUESTA
FINGIDA EN ESPECIAL. [...] Son las verdades mercaduría vedada, que han menester
tanto disfraz para poder hallar entrada a la razón. Para esto se inventaron
también los apólogos, que desengañan dulcemente. Parece vulgar su enseñanza,
mas su artificio no lo es. Propónese pasar entre los irracionales brutos,
árboles y otras cosas inanimadas, por ficción, lo que entre los racionales por
realidad. Consiste también su primor en semejanza. Mereció el más prudente y
real aplauso la del elocuentísimo Terrones, a la corte, del divorcio entre el
león y la leona, y el político desempeño del más astuto de los brutos. Llegaron
a su mayor sublimidad cuando se vieron en la sagrada página, célebre apólogo de
los árboles que alzaron por rey al espino. Brillaron en los preciosos
caracteres del señor de Argentón, en la política fábula de la piel del oso.
[...]"[4].
Madrid, 15 de octubre de 2014
A.T.T.
[1]. Miguel Sánchez
es elogiado por Cervantes, Agustín de Rojas, Francisco de Herrera o Lope de
Vega.
[2].
Lope de
Vega, El arte nuevo de hacer comedias,
vv. 319-326.
[3]. En el elogio
del Alférez Valdés a la Segunda parte del
Guzmán [...] Véase n. 1, edición de José María a Guzmán de Alfarache I,
Madrid, Cátedra, 1987.
[4]
. Arte de ingenio. Tratado de la
Agudeza (1642) / Agudeza y arte de ingenio (1648). XLVII,
en Obras Completas de Baltasar Gracián, Edición, introducción y notas de Santos
Alonso, Madrid, Cátedra, 2011.
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