Epicteto, del griego Επίκτητος, es decir, "esclavo",
"siervo", nace hacia el 50 d. C. en Hierápolis, ciudad de Frigia
meridional, entonces provincia del Imperio romano. Llegó a Roma de niño y fue
vendido como esclavo a Epafrodito, un liberto ex secretario de Nerón. Este le
concede la libertad y puede asistir a las disertaciones del filósofo estoico
romano Muzonio Rufo; de este, su querido maestro, Epicteto aprende las
enseñanzas del estoicismo.
En el año 94 tiene que abandonar Italia. Un decreto de Domiciano del mismo año
manda expulsar a todos los filósofos de Roma al considerarlos enemigos del
Estado. Entonces de instala en Nicópolis, ciudad de la Grecia occidental, y
allí crea su escuela de estoicismo, donde a pesar del éxito, vivió muy
humildemente. Fue admirado por sus discípulos como un gran filósofo; muere
entre el 125 y el 130 d. C. y como Sócrates o Jesucristo no dejó nada escrito.
Gracias a Arriano de Nicomedia nos han llegado sus doctrinas que se han
mantenido a lo largo de los siglos hasta llegar a nosotros. De las anotaciones
de Arriano se hicieron infinidad de copias al pasar a círculos más amplios. El
mismo Arriano tuvo que luchar contra los errores y escribió unos ocho libros de Disertaciones o Diatribas, de los que cuatro han llegado hasta
nosotros, amén de algunos fragmentos de los desaparecidos. Luego el mismo
Arriano escribió el Enquiridión o "Manual de
Epicteto", donde recoge lo fundamental de sus enseñanzas. También hemos de
destacar su Anábasis o Expedición
de Alejandro, lo mejor que se conserva sobre las campañas del rey de
Macedonia.
A Epicteto hay que situarlo, pues, en el estoicismo tardío. El helenismo abarca
desde la muerte de Alejandro Magno, 323 a. C., hasta finales de la República
romana, 31 a. C. La cultura griega, en ese período, se extiende e impone en
todos los países mediterráneos, influyendo, incluso, en Oriente y Extremo
Oriente, civilizaciones de las que, a su vez, se nutrirá el helenismo.
En esa etapa de decadencia de la cultura griega, la filosofía se ocupa
principalmente por la conducta humana y por las normas que deben orientarla;
tales reglas solo pueden ser marcadas por un pensamiento dirigido por la razón.
Los filósofos afirman su fe en la lógica o en la teoría del conocimiento, en la
moral, en la física o en la psicología, tratado de erradicar lo irracional para
centrarse en la razón pura.
Lo sensible eleva su valor. Si en Sócrates, Platón o Aristóteles, lo sensible
es el punto de partida que, al transcenderlo el hombre, accede a lo inteligible
hasta alcanzar las formas o esencias supremas de la inteligencia, ahora la
razón se encarna en el ámbito mismo de lo sensible. De hecho, es en las cosas
sensibles donde el logos (razón) adquiere su más plena
realidad.
Sobre esa concepción filosófica se desarrolla el estoicismo, que junto con el
escepticismo y el epicureísmo, constituirán las principales escuelas del
Helenismo.
Estoicismo deriva del griego Stoâ, el pórtico del Ágora, en Atenas,
donde los estoicos se reunían, Stoâ poikilé o
"pórtico pintado", y explicaban sus enseñanzas. Nace a finales del
Imperio de Alejandro con Zenón de Citio (ca. 335-262 a. C.) Al llegar a Atenas,
Zenón conocerá la filosofía socrática y sus diversas corrientes y, en poco más
de una década, funda su escuela que será pública y oficialmente reconocida.
Muchos pensadores consideran su doctrina como una renovación de la filosofía de
Heráclito aunque sin dejar de pensar que el estoicismo es una síntesis reelaborada
de varias doctrinas anteriores.
A.T.T.
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