El sueño de la razón produce monstruos

lunes, 11 de marzo de 2013

El espiritualismo de Schopenhauer bajo la influencia de la tradición brahmánica-budista y del cristianismo primitivo (X)



            Schopenhauer da el paso decisivo al observar que el sujeto que aporta las estructuras a priori ( espacio, tiempo, casualidad) haciendo posible el mundo como conjunto ordenado de representaciones, se experimenta a sí mismo no solo como un objeto más de las representaciones, sometido al principio de razón suficiente (lenguaje científico), sino también como algo distinto, como VOLUNTAD.
            Kant excluye que el SUJETO, que hace posible el OBJETO al organizar y unificar a priori los datos sensibles, pueda ser a su vez, para él mismo, OBJETO de conocimiento, porque eso implicaría reconocerle la posibilidad de desdoblarse en otro SUJETO que hiciera al YO su OBJETO y así al infinito.
            Schopenhauer admite este planteamiento kantiano pero cree que la experiencia que cada uno tiene de sí mismo, de su cuerpo, le lleva a lo que él llama la VOLUNTAD como vida interiormente sentida, como sustrato de nuestras reacciones orgánicas, de nuestros deseos e impulsos instintivos y de todo nuestro QUERER consciente e inconsciente.
            Por tanto, el mundo es también VOLUNTAD porque entre los fenómenos que se dan en el mundo de la representación hay al menos uno que podemos, no solo CONOCER científicamente como fenómeno, sino también que podemos EXPERIMENTAR desde dentro..
            Así abre una vía, no científica, para acceder a lo que está más allá del mundo como representación, esto es, la COSA EN SÍ, el NOÚMENO kantiano, algo que solo se podía pensar pero no conocer al no ser susceptible de síntesis trascendental.
            En resumen, el mundo no es solo representación. El sujeto se experimenta doblemente como REPRESENTACIÓN entre representaciones y como VOLUNTAD. Y esta última experiencia posibilita el acceso a la COSA EN SÍ y, por tanto, a la construcción de una METAFÍSICA que no es equiparable al conocimiento científico, porque éste conocimiento científico es SÍNTESIS A PRIORI. Los juicios sintéticos a priori se aplican solo a los FENÓMENOS, y son posibles por las ESTRUCTURAS TRASCENCENTALES (FORMAS PURAS) presentes en el sujeto humano, esto es: en la SENSIBILIDAD, por medio de las intuiciones puras (ESPACIO Y TIEMPO, y en su compenetración recíproca se llaman CAUSALIDAD), y en el ENTENDIMIENTO mediante los conceptos puros (las 12 categorías u objetos de la Analítica trascendental). Todo lo que percibimos en esas condiciones es SIMPLE APARIENCIA dado que no conocemos las cosas como pueden ser en sí mismas, independientes de nuestra percepción.
            Esa METAFÍSICA solo será un presunto conocimiento, problemático, pero que sobrepasa lo que simplemente se muestra como FENÓMENO O REPRESENTACIÓN de los seres.
            Con estos dos axiomas: el mundo como VOLUNTAD (voluntadà METAFÍSICA) y REPRESENTACIÓN (representación à CONOCIMIENTO CIENTÍFICO), Schopenhauer nos ofrece una descripción de la estructura fundamental de la realidad.
            De este modo, cuando más conscientes seamos de la caducidad y nulidad de todas las cosas y de su estructura fantasmal (el mundo como REPRESENTACIÓN), más meridianamente comprenderemos la eternidad de nuestra propia esencia más profunda, que lleva en sí misma el centro inmóvil de todo el tiempo infinito. El carácter insustancial de las cosas (representación, apariencia, fugacidad), únicamente puede ser reconocido en contraste con nuestra propia esencia (voluntad, indestructibilidad).

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