"¿Qué es lo que, en la cultura del país de acogida, constituye
el bagaje mínimo que toda persona se supone que ha de asumir, y qué es lo que
legítimamente se puede discutir o rechazar? Lo mismo vale decir de la cultura
de origen de los inmigrados: ¿qué componentes de ella merecen ser transmitidos
al país de adopción como una dote de gran valor, y qué otros- qué hábitos, qué
prácticas- deberían dejarse en el vestuario?"
(Maalouf,
A., Identidades asesinas, págs. 50 y
ss.)
"Cuanta gente, presa de vértigo, renuncia a comprender lo que está pasando... han
decidido que el mundo que les rodea es impenetrable, hostil, depredador,
demencial, demoníaco. Cuánta gente siente la tentación de encastillarse en su
papel de víctimas -víctimas de EEUU. víctimas de Occidente, víctimas del
capitalismo o del liberalismo, víctimas de las nuevas tecnologías, del cambio...
No puede negarse que esas personas se sientan efectivamente expoliadas y que
sufren por ello, en una reacción de lo que me parece un error. Encerrarse en
una mentalidad de agredido es para la víctima aún más devastador que la propia
agresión. Y por otra parte esto es tan aplicable a las sociedades como a los
individuos. Se hacen un ovillo, levantan barricadas, se defienden de todo, se
cierran, dan vueltas a la situación, dejan de buscar, de explorar, de avanzar,
le tienen miedo al futuro, y al presente, y a los demás."
(Maalouf.
Amin, Identidades asesinas, pág. 133)
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