DIÁLOGO ENTRE BABIECA Y ROCINANTE
Soneto
Babieca. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
Rocinante. Porque nunca se come, y se trabaja.
Babieca. Pues ¿qué es de la cebada y de la paja?
Rocinante. No me deja mi amo ni un bocado.
Babieca. Andá, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
Rocinante. Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Quereislo ver? Miraldo enamorado.
Babieca. ¿Es necedad amar?
Rocinante. Porque nunca se come, y se trabaja.
Babieca. Pues ¿qué es de la cebada y de la paja?
Rocinante. No me deja mi amo ni un bocado.
Babieca. Andá, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
Rocinante. Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Quereislo ver? Miraldo enamorado.
Babieca. ¿Es necedad amar?
Rocinante.
No es
gran prudencia.
Babieca. Metafísico estáis.
Babieca. Metafísico estáis.
Rocinante. Es que no
como.
Babieca. Quejaos del escudero.
Babieca. Quejaos del escudero.
Rocinante. No es bastante.
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?
Miguel de
Cervantes
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