Velázquez (1622), Luis de Góngora y Argote. Museo de Bellas Artes, Boston, EE.UU.
Arte
de Ingenio. Tratado de la Agudeza (1640)
Aparece en Madrid, por Juan Sánchez,
bajo el pseudónimo de Lorenzo Gracián
y va dedicada Al Príncipe Nuestro Señor.
Pronto nos ofrecerá una segunda
edición, muy aumentada y dividida en dos partes, de las cuales la primera trata
de la agudeza suelta y la segunda, de
la agudeza compuesta. Su título
definitivo será:
Agudeza
y Arte de Ingenio
(1648)
Esta nueva versión, ya definitiva,
se publica en Zaragoza, por Juan Nogués, 1648 y firmada de nuevo por Lorenzo Gracián. Va dedicada Al Conde de Aranda.
De fárrago inútil califica Correa
Calderón las traducciones de epigramas de Marcial
del canónigo Manuel Salinas y Lizana y las mediocres poesías de amigos, todas
ellas incluidas al iniciarse la edición.
La obra está dividida en 63 discursos o capítulos, agrupados en dos
tratados, frente a los 49 discursos
consecutivos de la primera edición.
Pretende Gracián codificar, a su
manera, los complejos artificios de la preceptiva
del barroco. Trata de superar las rígidas fórmulas de las retóricas al uso
que repartían mecánicamente la preceptiva grecolatina.
Comienza por cambiar la nomenclatura
de las figuras y licencias poéticas y trata de analizar minuciosamente el
secreto, la magia, la hondura o la agudeza con que se expresan los poetas y
prosistas de su predilección, lo que hoy intenta, con diferentes técnicas, la
estilística.
No pretende hacer una normativa
estilística de figuras y licencias poéticas, si no que nos ofrece un sistema
más sensible que permita reconocer a
posteriori los fenómenos de la creación poética.
Influencias: la Ratio Studiorum (plan de estudios) de la compañía, de 1599. Allí se
adaptan las teorías retóricas de Aristóteles, cicerón y Quintiliano, del Renacimiento
y de la Iglesia. A esto suma o añade los gustos literarios de su tiempo. El
libro se convierte en una innovadora preceptiva de difícil catalogación. Para
muchos críticos, es una retórica
conceptista, término no muy exacto, porque a los ejemplos de autores de la escuela conceptista como Quevedo, añade
otros que pertenecen a la escuela
culterana, especialmente Góngora, al que tributa los mayores elogios.
Además incluye ejemplos del estilo natural: Lope, Mateo Alemán, los
Argensola, y clásicos como Marcial, Horacio y hasta renacentistas como Alciato, Marino, Guarini, Camoens…
A.T.T.
No hay comentarios:
Publicar un comentario