La filosofía de Kant provocó un
extraordinario renacer filosófico en Alemania, y el Idealismo “alemán” consiste en una
transformación del pensamiento de Kant y dentro de un contexto socio-político y
cultural marcado por:
- una pasión por la historia y por la
nación alemana y el concepto de “pueblo” en coincidencia con los movimientos
nacionalistas;
- un
renacer “espiritual” donde surgen genios tan grandes como Goethe, Kant, Hegel, Beethoven…;
- una
profunda preocupación religiosa de carácter heterodoxo;
-una
pasión por el mundo de la Antigüedad greco-latina, explícita en Goethe;
- un
interés desmedido por la estética presente en la tradición alemana.
-la
inspiración de los poetas en los filósofos, de manera que el ansia por lo
infinito, la fusión con la Naturaleza (Schopenhauer), la identificación de la
filosofía, poesía y religión, y la fuerza creativa del hombre son temas que
aparecen en el romanticismo de Hölderlin, Schlegel y Novalis cuyas fuentes se hallan en el idealismo de Fichte y Schelling.
- el
carácter predominantemente teórico del movimiento idealista que no lleva a
revolución social o política alguna. Se ha dicho que la Reforma enseñó a los alemanes a considerar la
libertad como una libertad “interior” compatible con la servidumbre interior.
Hegel escribió que si en Francia los hombres pasan directamente de las ideas a
los actos, en Alemania todo queda en el desarrollo teórico.
Schopenhauer interpreta de forma distinta la diferenciación
que hace Kant entre Fenómeno y Noúmeno o Cosa en sí, aplicándoles un
significado propio. Por un lado, reduce todas las formas a priori de la sensibilidad (espacio, tiempo, causalidad) de Kant
a la causalidad; y por el otro, entiende
la doctrina kantiana de la
identidad del espacio y el tiempo (que no existen sino en el pensamiento) como
indicio o señal de la inconsistencia ontológica de todo ser en sentido
sustancial.
Las consecuencias de estas
matizaciones a Kant acarrean importantes consecuencias:
1º. La realidad de las cosas y de los
acontecimientos se identifican con una concatenación de causas y efectos, de
modo que la REALIDAD, la
esencia de la materia, es el actuar de los OBJETOS los unos sobre los otros, y
esa conexión causal y su estructura la produce de modo TRASCENDENTAL el mismo
SUJETO, esto es, la condición de experimentabilidad y cognoscibilidad de los
OBJETOS es lo que pone el SUJETO en el acto mismo de experimentarlos y
conocerlos. La esencia misma de la materia es su ACTUAR, su producir efectos.
2º. Esas relaciones entre los
FENÓMENOS son indicio de la nulidad ontológica que expresa la inanidad, la
futilidad, la vacuidad, la fugacidad o la vanidad de toda existencia en el
mundo como algo temporal.
La fugacidad y transitoriedad de todas
las cosas en el tiempo es marca inequívoca de la nulidad de toda forma de
existencia individual, de su finitud, de sus límites… frente a la infinitud del
tiempo y del espacio. El presente, privado de duración, carente de desarrollo,
es el único modo de existir en la realidad, en la relatividad de todas las
cosas, en su continuo devenir sin llegar jamás a ser, en ese continuo anhelar
sin lograr la plenitud, en ese luchar constante contra la muerte gracias a la
cual permanece la vida hasta que es aniquilada por imperio aniquilador de la
misma muerte.
Schopenhauer dirá que el tiempo es
aquello en virtud de lo cual cada cosa, en cada movimiento, se convierte en
nada en nuestras manos, y por lo cual perdemos todo valor consistente y
estable. Esta inconsistencia da a los FENÓMENOS, la REALIDAD de una SUEÑO, de
una APARIENCIA, de una SOMBRA, y los convierte en algo de lo que no se puede
predicar ni decir si existen o no.
De este análisis surge el primero de
los principios básicos de la metafísica de Schopenhauer: el mundo es mi
representación, porque las conexiones causales se producen únicamente en las FORMAS A PRIORI del sujeto (espacio, tiempo,
causalidad). Ni el ESPACIO, ni el TIEMPO, ni la CAUSALIDAD son entes que se
encuentren en las cosas, sino en las estructuras innatas del SUJETO, de la
SUBJETIVIDAD.
Cuando Schopenhauer afirma que EL
MUNDO ES NUESTRA REPRESENTACIÓN, nos está diciendo que solo ese sistema de los
fenómenos, estrictamente relacionados y trabados por el principio de razón,
constituyen el mundo. Sin embargo, esto no implica que no se pueda satisfacer
“LA NECESIDAD DE METAFÍSICA”, ni construir ninguna metafísica, como parece
deducirse ante la evidencia de la inanidad e inconsistencia de toda existencia,
como dejó ya apuntado por Kant.
Para Goethe solo existe una fuente de conocimiento, el mundo de la experiencia
en el que está incluido el mundo de las ideas. El no puede hablar separadamente
de experiencia y de idea, porque la idea a través de la experiencia espiritual
se halla ante su ojo espiritual, del mismo modo que el mundo de los sentidos lo
está ante su ojo físico.
En
el conocimiento de la naturaleza por el hombre, es esencial percibirnos como
parte de la misma (autocomprensión) porque el ser humano es naturaleza que se
ha hecho hombre. Los distintos seres naturales son resultado de la única
naturaleza que existe y que es común a todos.
Para
Goethe un aspecto esencial de la naturaleza del hombre es su capacidad de crear
cultura; en ella, los hombre encuentran las distintas formas de intervención para
su control y en su utilización. Es decir, pensar en una técnica conforme a la
naturaleza y en consonancia con ella y no depredadora ni aniquiladora de la
misma.
BIBLIOGRAFÍA
GOETHE, Johann
Wolfgang von (2011), Fausto, edición
de Manuel José González y Miguel Ángel Vega, Madrid, 14ª. ed., Cátedra Letras
Universales.
GOETHE, Johann Wolfgang von (2007), Fausto, edición y traducción de Miguel Salmerón, Madrid, Editorial
Espasa Calpe.
GOETHE, Johann Wolfgang von (2007), Teoría de la naturaleza, Estudio preliminar, traducción y notas de
Diego Sánchez Meca, Madrid, 2ª. ed., Editorial Tecnos.
SÁNCHEZ MECA, Diego (2000), El uso de la literatura en el estudio de la
filosofía: Aspectos teóricos y prácticos, Madrid, Uned.
STEINER, Rudolf (1989),
Goethe y su visión del mundo, Madrid,
Editorial Rudolf Steiner, Madrid.
1 comentario:
Magníficos artículos sobre Goethe. Felicidades. No sé si conoce la obra de la germanista Rosa Sala Rose. Ella ha editado alguna de los obras del autor alemán y escribió el libro El Misterioso caso alemán, en el cual Goethe tiene un especial protagonismo. Le paso un enlace a su blog: http://rosasalarose.blogspot.com.es/
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