El sueño de la razón produce monstruos

domingo, 10 de febrero de 2013

El espiritualismo de Schopenhauer bajo la influencia de la tradición brahmánica-budista y del cristianismo primitivo (V)



Análisis crítico de la facultad de conocimiento (sensibilidad)
Existen dos modos de sensibilidad: el sentido externo, por el cual nos representamos en el espacio objetos como exteriores a nosotros, y el sentido interno, por el cual intuimos en el tiempo nuestros estados psíquicos (pero no el alma misma).
Según Kant, el espacio y el tiempo no son propiedades de las cosas (ni en sí mismas, ni en sus relaciones mutuas), y por tanto, no nos son dados mediante la sensibilidad. Son, por el contrario, las condiciones subjetivas a priori que hacen posible la experiencia (externa o interna): son algo “puesto” por la sensibilidad en el acto de conocer. Además no son conceptos, sino intuiciones puras de un espacio y un tiempo.
En conclusión: en la sensibilidad hay:
      1º. una materia (empírica): las sensaciones;
            2º. una forma a priori: el espacio y el tiempo (como intuiciones puras).
El resultado de esta unificación y ordenación de las sensaciones en el espacio-tiempo es el fenómeno, que es el objeto de nuestra experiencia.
Los conceptos de experiencia y objeto sufren una importante transformación. La experiencia contiene algo más que las simples sensaciones. El objeto conocidoel fenómeno- no coincide exactamente con la cosa en sí misma. Aparece una distinción fundamental entre:
Fenómeno: (del gr. φαινόμενoν: 'apariencia, manifestación', en plural: phenomena φαινόμενα), lo que conocemos, no las cosas en sí mismas: la apariencia, lo que aparece pero no en sentido ilusorio o engañoso necesariamente, y
            Númeno o noúmeno, (del gr. "νοούμενoν", "noúmenon": "lo pensado" o "lo que se pretende decir"): “lo inteligible”, por oposición a lo sensible (Nóesis: < nóein=pensar; en la filosofía griega significa el pensamiento (operación del nous), por oposición a la sensación, o la intuición), por oposición al pensamiento racional discursivo. Es un término problemático que se introduce para referir a un objeto no fenoménico, es decir, que no pertenece a una intuición sensible, sino a una intuición intelectual o suprasensible. Por otra parte, el término también ha sido usado para hablar de la cosa-en-sí, es decir, la cosa en su existencia pura independientemente de cualquier representación.
            La filosofía de Platón representa una especie inteligible o idea e indica todo aquello que no puede ser percibido en el mundo sensible y a la cual sólo se puede llegar mediante el razonamiento. El noúmeno como concepto fundamenta la idea de la metafísica en Platón. En tanto para la ontología tradicional, especialmente en Platón con su Mundo de las Ideas (Mito de la Caverna), son las Ideas o los noúmenos precisamente los que puede conocer la razón; lo que tiene una estructura racional y lógica (“lo inteligible”) en Platón, en Kant, paradójicamente, resultará lo "ininteligible". Acaso, en lenguaje más apropiado, lo “transinteligible”.
En cualquier caso, el espacio y el tiempo fuera del sujeto no son nada, y en el sujeto, si no hay sensaciones, sólo son estructuras vacías latentes. Y resulta imposible saber cómo percibirían el mundo seres pensantes distintos del hombre.

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