El sueño de la razón produce monstruos

lunes, 16 de septiembre de 2013

Entre Descartes y Pascal: "la lógica del corazón" (II)


          Descartes es el hombre del método, tanto en matemáticas y física como en filosofía. Educado, metódica y sistemáticamente, en el colegio de los jesuitas, metódico lo será durante toda su vida. Buscará el mismo ritmo cotidiano y mantendrá el equilibrio entre el esfuerzo corporal y espiritual sin caer en excesos. Irá avanzando poco a poco de cuestión en cuestión teniendo siempre presente el todo hasta convertir su método en sistema: su obra filosófica-científica la cierra con una síntesis general, totalizante.
            Pascal, en cambo, es el hombre del pathos (de la pasión). Educado en el seno de su familia junto con dos hermanas (su madre muere cuando el niño tenía tres años), Pascal es el hombre de la vivencia profunda, del padecimiento, del dolor y del apasionamiento. Cumplidos los veintiún años, padecerá tuberculosis y no pasará ni un solo día sin dolencias. Genio complejo, espíritu de gran sensibilidad espiritual y corporal, no solo no rechaza su sufrimiento, sino que lo acepta y hasta la acrecienta acelerando su propia destrucción de forma casi patológica.
            Las dificultades no le frenarán, más bien le impulsarán a la acción extrema trabajando como un poseso en los estudios de la matemática o de la física, al tiempo que abordará los problemas aritméticos o geométricos. Como ingeniero, inventará la prensa hidráulica y la primera contadora mecánica (máquina calculadora) que funciona en el mundo; primero la llamó Máquina de Aritmética; luego, la Rueda Pascalina y finalmente Pascalina. La creará para ayuda de su padre, con diecinueve años (1642), a la sazón presidente del tribunal de cuentas al servicio de Richelieu.



Pascalina en el Museo de Artes y Oficios de París

            Su educación correrá a cargo de su padre, hombre de grandes conocimientos; no pisará ni la escuela ni la universidad. Siempre atraído por los problemas difíciles, "irresolubles", se irá precipitando de una cuestión a otra, sin plan general, sin método, entregándose en cada proceso a sus inspiraciones ya sean matemáticas o experimentales.
            Pascal no se preocupará por lograr una síntesis general de su obra. Se nos presenta más aforístico que sistemático; a su muerte aparecen un montón de papeles y medias cuartillas, jirones de su pensamiento que serán ordenados y publicados póstumamente como los PENSÉES (Pensamientos), que han dado más que pensar a la humanidad que muchas de las grandes obras filosófico-teológicas de su época.
            Sospechoso de herejía, vuelve a identificarse con su antagonista Descartes;  el Santo Oficio le introdujo en el Índice de libros prohibidos. Para uno y otro, para Descartes y Pascal, el mismo mundo se presenta de manera diferente; ambos lo verán, desde la perspectiva del conocimiento científico, de manera diferente. Y esto nos hace pensar...

                    A.T.T.


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