El sueño de la razón produce monstruos

jueves, 28 de mayo de 2015

Enquiridión (I)

V
            Los hombres se sienten molestos no por las cosas que les suceden, sino por las ideas que tienen acerca de las cosas; por ejemplo: la muerte no es nada terrible, pues, si lo fuera, también a Sócrates se lo habría parecido; por la idea acerca de la muerte, que la muerte es terrible, resulta terrible la muerte. Cuando nos sintamos contrariados, molestos o apenados, nunca deberíamos censurar a otros, sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras ideas. Es acción propia de hombres escasamente instruidos censurar a los otros por la mala disposición propia; es acción propia de quien ha comenzado a ser instruido, dirigir la censura a sí mismo; y es propio de aquel cuya instrucción ya se ha completado no censurar a los demás ni tampoco a sí mismo. (Manual, V) [1].




[1]. Cfr. Epicteto, Enquiridión, Prólogo de Agustín López, Traducción de Agustín López y María Tabuyo; José J. Olañeta, Editor, Arts Grafiques, Barcelona, 2007, pág. 35.

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