Aristóteles
afirma que a Sócrates se le pueden atribuir: los razonamientos inductivos y las
definiciones universales. Sin embargo, no fue Sócrates el que hizo existir
independientes los universales ni las definiciones. Fue Platón el que les dio
una existencia separada y las denominó Ideas.
Si
los sofistas proponían doctrinas relativistas y rechazaron las doctrinas
necesaria y universalmente válidas, Sócrates trató por todos los medios de
alcanzar definiciones universales a través de conceptos precisos y fijos. A él
le sorprendió el hecho de que un concepto universal siga siendo siempre el
mismo. Por ejemplo, y según Aristóteles, la definición de hombre es la de
"animal racional", pero cada caso particular poseyendo distintas
cualidades: alto, bajo, listo, torpe, sabio, inculto, libre, esclavo, vicioso,
virtuoso... son hombres y la definición de hombre se acopla a ellos y permanece
constante y válida para todos. Se da un contraste, pues, entre el individual y
el universal quedando así subrayado el carácter constante de la definición. El
asunto de la objetividad y de la naturaleza metafísica de los universales es
cuestión que no podemos debatir aquí. Solo nos debe quedar claro que el
concepto universal o la definición se nos manifiestan como algo constante y
permanente.
Con
lo anterior podemos comprender lo que le llamó poderosamente la atención a
Sócrates, las definiciones universales. Al estar interesado sobre todo por la
conducta ética, se dio cuenta que con ellas podían desaparecer las doctrinas
relativistas de los sofistas y crear, con las definiciones, un código moral
sólido como una roca, que sirviera para todas las ciudades estados: Atenas,
Esparta, Tracia... con el fin de juzgar no solo las conductas individuales,
sino también los códigos morales de los distintos Estados, en la medida en que
estos incardinaran la definición universal de JUSTICIA.
Con
respecto a los razonamientos deductivos, Aristóteles entiende que Sócrates no
desarrolló explícitamente una teoría de la inducción desde el punto de vista
lógico. El método práctico de Sócrates consistía en una dialéctico o
conversación con alguien y procuraba ir sacándoles las ideas que este tuviera
sobre un tema. Si la definición a la que llegaba el interlocutor era
inadecuada, se volvía a repetir el proceso hasta llegar a una definición
universal, aunque no siempre se llegaba al concepto universal y válido. Lo
único cierto del método socrático es que los razonamientos siempre partían de
lo particular a lo universal, de lo menos perfecto, a lo más perfecto; de ahí
que pueda decirse que se trataba de un proceso inductivo, aunque no
rigurosamente lógico.
Esta
dialéctica de Sócrates podía convertirse en algo humillante, desconcertante o
irritante porque a veces el interlocutor quedaba en evidencia o lo que es peor,
ridiculizado. Pero lo que proponía era nada más y nada menos que descubrir la
verdad. Su posición de "ironía", su profesión de ignorancia, en Sócrates,
eran sinceras, porque deseaba dar con la verdad. Alcanzar la sabiduría
verdadera, era prestar al alma la auténtica atención que merecía; el valor del
alma era para Sócrates el sujeto pensante. A su método lo llamó
"mayéutica", "obstetricia", no solo por la alusión chistosa
a su madre, si no por el deseo de que los demás dieran a luz en sus mentes
ideas verdaderas., con el fin de que se realizaran acciones éticamente justas.
Por esto vemos en Sócrates sus preocupaciones éticas, cuestiones que tanto le
preocupaban. Y así quedó corroborado por Aristóteles, Platón o Jenofonte. Tal
era su misión, impuesta por el Dios de Delfos, estimular a los hombres a que
cuidaran de lo más noble, de su alma, y buscar con empeño la sabiduría y la
virtud; porque el conocimiento se busca como un instrumento para las acciones
éticas.
La
relación entre el saber y la virtud es una característica esencial de la ética
socrática. El saber y la virtud quedan identificados en Sócrates, porque el
sabio, el que reconoce lo recto, actuará también con rectitud; para nuestro
filósofo, nadie obra mal a sabiendas y nadie escoge el mal en cuanto mal. A
este planteamiento se le ha llamado "intelectualismo ético", pero es
más que evidente que entra en contradicción con muchos sucesos de la vida cotidiana.
Ya Aristóteles criticará esta identificación del saber con la virtud, porque
Sócrates olvidó las partes irracionales del alma y no tuvo en cuenta la
debilidad moral, por la que el hombre hace a sabiendas el mal[1].
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