A) La teoría del conocimiento en Zenón.
Con respecto a su teoría del conocimiento, está marcada por la
impronta del sustantivismo del cínico Antístenes, que se opuso al mundo de las
Ideas de Platón. El fundador de la escuela cínica mantuvo que lo único que hay
en a realidad son los individuos; a cada cosa solo le debería predicar su
propio nombre, por ejemplo, el hombre es
hombre o lo bello es bello.
Ningún predicado debería atribuirse a un sujeto, sino únicamente el sujeto
mismo. De un individuo se puede predicar su propia naturaleza individual, no se
le puede atribuir el ser miembro de una especie como lo feo es malo. De ahí su negación de la teoría de las Ideas. Para
el estoicismo no existe otra realidad que la que conocemos por la percepción y
su teoría del conocimiento propone la representación cataléptica o comprensiva
como criterio de verdad.
Katalepsis significa acción de coger,
capturar, sorprender, además de percepción y comprensión, pero también implica
no solo la captación directa de la realidad, sino la conciencia de esa
captación. Un representación es una huella en el alma o una alteración del
alma, una imagen mental producida por un objeto exterior. Sin embargo, no toda
representación es válida porque nuestro sentidos nos pueden engañar; únicamente
la representación catalepsis o comprensión implica la certidumbre de que la
representación se ajusta al objeto real.
B)El elogio de la sabiduría.
El lógos de Zenón, al
igual que el de Heráclito, coincide con el concepto fenicio de la sophia personificada, tanto por su
carácter dinámico como por su unidad sustancial. Así, como diosa de la sabiduría, aparece en un texto cananeo del II milenio
a. C. Y esa concepción de la Sabiduría penetra en el pensamiento judío y luego
en el gnóstico, pero no en la concepción griega del lógos.
El máximo grado de conocimiento es el de la sabiduría, es decir,
si la representación concuerda con la ordenación jerárquica y sistemática de
los conceptos supremos, que son la base para la comprensión. Su fundamento
metafísico es que la razón pueda captar la realidad, porque se afirma a priori que la realidad es racional. La
sabiduría como poder divino bienhechor, ordena el universo y pertenece a Dios.
Zenón defenderá que solo los sabios
pueden alcanzar la sabiduría; solo ellos son capaces de conocer las cosas en forma comprensiva. En
la Biblia de Alejandría, que no es una simple traducción, sino que añade libros
históricos, como los de los Macabeos
o sapienciales, o como el de la Sabiduría
de Salomón, también conocido como el Libro
de la Sabiduría, el elogio de la Sabiduría se mantiene. Este libro defiende la inmortalidad
del alma y el juicio, ideas nuevas en el judaísmo y nos transmite expresiones
cuyo origen estoico está fuera de toda duda:
El soplo (pneuma[1]) del
Señor llena la tierra entera, y él, que mantiene la cohesión del universo,
tiene conocimiento de toda palabra[2].
La
omnipresencia pneumática de un Dios que garantiza la cohesión del mundo, es un
pensamiento propio de la Estoa o Pórtico, de la filosofía estoica. Queda
asociada en la Biblia la sabiduría divina con un soplo inteligente (< gr. πνεῦμα
νοερόν), uno y múltiple, móvil
e igualmente bueno, que penetra todas las cosas. El "materialismo"
estoico, pues, pasa subrepticiamente a la Biblia de Alejandría.
22Pues en ella (es decir, la sophia) hay
un soplo inteligente, santo, único y múltiple, sutil ágil, penetrante,
inmaculado, cierto, impasible, benévolo, agudo, libre, bienhechor.
23Amante de los
hombres, estable, seguro, tranquilo, todopoderoso, omnisciente, que penetra en
todos los espíritus inteligentes, puros, sutiles.
24Porque
la sabiduría es más ágil que todo cuanto se mueve, se difunde su pureza y lo
penetra todo;
25 porque es un hálito del poder
divino y una emanación pura de la gloria de Dios omnipotente, por lo cual nada
manchado hay en ella[3].
Esta
concepción pneumática de la omnipotencia divina, que penetra todo, es propia
del estoicismo y contrasta con el Dios de la Biblia hebrea. Es, sin duda, el
Dios estoico, ordenador universal que solo puede hacer el bien. La Sabiduría,
que ordena el universo, puede conocer el pasado y anticipar el futuro, puede
interpretar los signos y los prodigios, la sucesión de las estaciones y los
tiempos... Esa Sabiduría, como ciencia divina es accesible al hombre sabio y
reúne, pues, las cualidades del profetismo hebreo y la adivinación estoica.
[1]. pneûma procede
del griego; en latín significa spiritus (=soplo, aliento, respiración). El mismo
Homero ya identificó la vida es identificada con el aliento vital, que escapa
de la boca de los muertos en la guerra de Troya. Con un significado similar, aunque
menos mitológico y más metafísico, el término lo podemos encontrar en Anaxímenes
y, sobre todo, en los estoicos:
"Los estoicos
[creen que Dios] es un soplo [pneûma] que se
extiende aun a través de las cosas podridas." (Sexto Empírico, Esbozos
pirrónicos)
Su
origen está en la medicina y/o en los filósofos de la naturaleza, incluso en
los materialistas. De ahí pasará a la Biblia con el mismo sentido de vida,
aunque según el filólogo e historiador
israelí Scholem, especialista en mística judía, el vocablo alude al lenguaje:
"Entonces
formó Yavéh Elohim al hombre del polvo del suelo, e insuflando en sus narices
aliento de vida [spiriculum vitae], quedó
constituido el hombre como alma viviente." (Génesis, II, 7)
Sánchez Tortosa, J., "Espiritualismo:
esto no se va ni con agua caliente", El mundo, Madrid, 18 de abril
de 2015.
El verbo sympneo
significa tener un 'espíritu común, un soplo inteligente'. Su empleo trata de
dar una explicación de la vida orgánica de las partes del cuerpo humano; en
este sentido, el pneuma penetra y
anima todo el organismo del cuerpo del hombre y de ese ámbito se traslada a la
vida del universo. El termino, efectivamente,
fue tomado por la escuela estoica antigua de la medicina griega.
Jaeger, Werner, Cristianismo primitivo y paideia griega,
1971, pág. 37 y ss.
[2].
Cfr. DUHOT, Jean-Joël, ibídem, pág.157, n. 9: Sab,
I, 7.
[3]
. Ibid.,V, 22-25.
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