El sueño de la razón produce monstruos

martes, 8 de noviembre de 2011

Gracián, también para tiempos de crisis y elecciones democráticas

“166. Diferenciar el hombre de palabra del de obras. Es una precisión, así como la del amigo, de la persona, o del empleo, que son mui diferentes. Malo es, no teniendo palabra buena, no tener obra mala; peor, no teniendo palabra mala, no tener obra buena[1]. Ya no se come de palabras, que son viento, ni se vive de cortesías, que es un cortés engaño. Los desvanecidos se pagan del viento; las palabras han de ser prendas, y así han de tener el valor. Los árboles que no dan fruto, sino ojas, no suelen tener coraçón. Conviene conocerlos, unos para provecho, otros para sombra.[2]



[1]. Gracián juega con una idea dilecta de la paremiología: “Palabras de santo y uñas de gato”, “Palabras dulces y melosas, a las veces traen ruines obras”. O el “ni obra buena, ni palabra mala” y que Autoridades aplica “a los que ofrecen mucho y nada cumplen”. Para más redundar, en mi pueblo, se dice: “Es un sinvergüenza educado: no tiene palabra mala ni obra buena”.

[2]. O, 166, pág. 193; Cátedra, 2009.


156. Amigos de elección. Que lo han de ser a examen de la discreción y a prueba de la fortuna, graduados no solo de la voluntad, sino del entendimiento. Y con ser el más importante acierto del vivir, es el menos asistido del cuidado. Obra el entendimiento en algunos, y el acaso en los más. Es definido uno por los amigos que tiene[1], que nunca el sabio concordó con ignorantes; pero el gustar de uno arguye intimidad, que puede proceder más del buen rato de su graciosidad que de la confiança de su capacidad. Ai amistades legítimas y otras adulterinas: éstas para la delectación, aquéllas para la fecundidad de aciertos. Hállanse pocos de la persona, y muchos de la fortuna. Más aprovecha un buen entendimiento de un amigo que muchas buenas voluntades de otros. Aya, pues, elección, y no suerte. Un sabio sabe escusar pesares, y el necio amigo los acarrea. Ni desearles mucha fortuna, si no los quiere perder.”



[1]. En la lengua española hay varias paremias que desarrollan la misma idea: “Dime con quien andas, diréte lo que hablas, o tus mañas”, “dime con quien fueres, diréte quién eres”, “dime con quién irás, decirte he lo que harás”, “dime con quién paces, y decirte he que haces”, “dime con quién tratas, y diréte quien eres y qué costumbres tienes”… (Correa: Vocabulario, pág. 157).

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