El sueño de la razón produce monstruos

sábado, 1 de agosto de 2015

La ética de la Estoa


            Los cínicos por entonces se ocupaban especialmente de la ética. De ellos recibió Zenón su concepción, presente en todas las etapas del estoicismo, de que la verdadera naturaleza o physis de un hombre radica en su racionalidad. Se trata de una ética eudaimonista cuyo objeto es alcanzar la felicidad a través de la sabiduría.

            Esta idea no era ajena ni a Platón ni algunas tesis de Aristóteles, pues la misma se inspira en el intelectualismo socrático. Pero Diógenes, y antes Antístenes, hacen una interpretación radical y rigurosa, tomando un sesgo ascético que fue rechazado por Platón y Aristóteles. Para Antístenes y Diógenes, el hombre necesita una disciplina propia, física y mental, para vivir de acuerdo con la Naturaleza, evitando las pasiones, el pathos. Las cosas tales como la propiedad, la riqueza, el status social... son insignificantes y además perjudican al bienestar y la felicidad del hombre que constantemente tendrá que preguntarse si una cosa o una acción está o no de acuerdo con su naturaleza como ser racional. Es difícil saber que entendía Diógenes por razón, lógos, pero no es irrelevante deducir que sus connotaciones se acercaban en su mente a phronesis, es decir, sabiduría practica o prudencia, más valiosa que las riquezas o el status social. La phonesis no está al albur ni de los juicios convencionales, sociales o morales, ni de los cambios de fortuna; en esa virtud moral está el bienestar interior del hombre y así se alcanza la verdadera libertad. Llevar una vida así sería natural porque el hombre no precisa nada extraordinario, excepto las cosas mínimas necesarias del mundo exterior.

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