El sueño de la razón produce monstruos

jueves, 19 de abril de 2012

Con la Virtud fingida, ¿Delenda est Monarchia?

Uno de los conceptos que unen ostentación y disimulación es el hacer parecer. Así el parecer es un sema común a la ostentación y a la disimulación, que a la vez se conexiona con la importante oposición de parecer y ser.
El texto: “las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen” aparece con otras redacciones en la obra de Gracián.
Bajo esa misma afirmación podemos leer: “no te aborrecen a tí por ser malo, que no por cierto, sino porque lo pareces” (El Criticón, I, ObrCpl pág. 479a).
Ese mismo pensamiento es ampliado con una explicación, que no es más que una valoración a favor del ser: “dirán mal de lo que parece mal, mucho más de lo que es malo, que esto no es murmurar, sino hazer justicia” (El Criticón, III, ObrCpl pág.702a).
Es evidente la complejidad que se establece entre parecer y ser cuando se constata: “hay tales ocasiones que el mejor saber consiste en mostrar no saber; no se ha de ignorar, pero sí afectar que se ignora” (Oráculo Manual, CCXL).
Gracián trata de concertarlos (parecer y ser) de forma que no estén en oposición uno de otro. El jesuita luego intenta solucionar la oposición de el parecer y el ser cuando se pregunta: “¿De qué servirá la realidad sin la apariencia?” (El Discreto, ObrCpl, pág. 324b) o en la formulación paradójica “para ser sabio, no basta parecerlo, menos parecérselo: aquél sabe que piensa que no sabe” (Oráculo Manual, ObrCpl, pág. 400b CCI).
A veces no se igualan estos dos conceptos sino que llegan a una relación de semejanza como en: “son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen” (Oráculo Manual, ObrCpl, pág. 400b CCI; El Criticón, II, pág. 349) o en formulaciones como “los más que parecen hombres, no lo son, sino diptongos” (El Criticón, III, ObrCpl pág. 729ª).
De ahí se explican frases como “los varones cuerdos aspiran antes a ser grandes que a parecerlo” (El Discreto, ObrCpl, pág. 410b) y postulados como “distingue luego entre realidades o apariencias” (El Discreto, ObrCpl pág. 338a) o “aspire antes a ser heroico que a sólo parecerlo” (Oráculo Manual, ObrCpl, pág. 419b, CCXCV).
Sin embargo el jesuita escribirá “hállanse de ordinario ser muy otras las cosas de lo que parecían” (Oráculo Manual, ObrCpl, pág. 388b CXLVI).
Esto se hace evidente en el concepto de virtud. Critilo, durante su permanencia en el reino de la Virtud aparente, pregunta: “con esta virtud fingida ¿podemos nosotros conseguir la felicidad verdadera? (El Criticón, II, ObrCpl, pág. 627a).
Al inicio de la siguiente crisi se da la respuesta: “a la virtud aparente no le corresponde premio solido ni verdadera” (El Criticón, II, ObrCpl, pág. 629b). En esta ocasión ser y apariencia son dos oposiciones que se excluyen. Sin embargo, aquí no se ha cometido “El error Bereguer”. Hay que esperar..., aunque no mucho.

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