El sueño de la razón produce monstruos

domingo, 29 de abril de 2012

El Arcipreste de Hita y los mercados europeos actuales


Mucho faz´el dinero, mucho es de amar:
al torpe le faze bueno e ome de prestar,
ffaze correr al coxo, e al mudo fablar,
el que no tiene manos, dyneros quier´tomar.

     Sea un ome nesçio e rudo labrador,
los dyneros le fazen fidalgo y sabidor,
quanto más algo tiene, tanto es de más valor;
el que non ha dineros, non es de sy señor.

     Sy tovieres dineros, avrás consolación,
plazer e alegría e del papa ración,
comprarás paraiso, ganarás salvaçion:
do son muchos dineros, es mucha bendiçion.

     Yo vy allá en Roma do es la santidat,
que todos al dinero fazianl´omilitat,
grand onrra le fazían con grand solenidat:
todos a él se omillan como a la magestat.

     Ffazíe muchos priores, obispos e abbades,
arçobispos, dotores, patriarcas, potestades,
a muchos clérigos nesçios dávales denidades,
Ffacie verdat mentiras e mentiras verdades.

     Vy fazer maravillas a do él mucho usaba:
muchos meresçian muerte, que la vida les daba;
otros eran syn culpa, que luego les matava:
muchas alma perdía, muchas almas salvava.

     El faze cavallesros de nesçios aldeanos,
condes e ricos omes de algunos villanos;
con el dinero andan todos omes loçanos,
quanto son en el mundo, le besan oy las manos.

     Yo vi a muchos monges en sus predicaçiones
denostar al dinero e a sus tenptaçiones;
en cabo, por dyneros otorgan los perdones,
asuelven los ayunos e fazen oraçiones.

     Monges, clérigos e frayres, que aman a Dios servir,
sy varruntan que el rrico está para morir,
quando oyen sus dineros, que comyençan rreteñir,
quál dellos lo levará, comyençan a reñir.

     En suma te lo digo, tómalo tu mejor:
el dinero, del mundo es grand rrebolvedor,
señor faze del siervo e del siervo señor,
toda cosa del siglo se faze por su amor.

            ("Enxienplo de la propiedat que´l dinero ha", Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor; ed. Austral)
VERSIÓN

      Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar;
al torpe hace discreto, hombre de respetar,
hace correr al cojo, al mudo le hace hablar;
el que no tiene manos, bien lo quiere tomar.

      Aun al hombre necio y rudo labrador
dineros le convierten en hidalgo doctor;
cuanto más rico es uno, más grande es su valor,
quien no tiene dinero no es de sí señor.

      Si tuvieres dinero tendrás consolación,
placeres y alegrías y del Papa ración,
comprarás Paraíso, ganarás salvación:
donde hay mucho dinero hay mucha bendición.

      Yo vi en corte de Roma, do está la Santidad,
que todos al dinero tratan con humildad,
con grandes reverencias, con gran solemnidad;
todos a él se humillan como a la Majestad.

      Creaba los priores, los obispos, abades,
arzobispos, doctores, patriarcas, potestades;
a los clérigos necios dábales dignidades,
de verdad hace mentiras, de mentiras verdades.

      Hacía muchos clérigos y muchos ordenados,
muchos monjes y monjas, religiosos sagrados,
el dinero les daba por bien examinados:
a los pobres decían que no eran ilustrados.

      Ganaba los juicios, daba mala sentencia,
es del mal abogado segura mantenencia,
con tener malos pleitos y hacer mala avenencia:
al fin, con los dineros se borra penitencia.

      He visto maravillas donde mucho se usaba:
al condenado a muerte la vida le otorgaba;
a otros inocentes, muy luego los mataba;
muchas almas perdía, muchas almas salvaba.

      Yo he visto a muchos monjes en sus predicaciones
denostar al dinero y a las sus tentaciones,
pero, al fin, por dinero otorgan los perdones,
absuelven los ayunos y ofrecen oraciones.

      Toda mujer del mundo, aunque dama de alteza,
págase del dinero y de mucha riqueza,
nunca he visto una hermosa que quisiera pobreza:
donde hay mucho dinero allí está la nobleza.

      El dinero es alcalde y juez muy alabado,
es muy buen consejero y sutil abogado,
alguacil y merino, enérgico, esforzado;
de todos los oficios es gran apoderado.

      En resumen lo digo, entiéndelo mejor:
el dinero es del mundo el gran agitador,
hace señor al siervo y siervo hace al señor;
toda cosa del siglo se hace por su amor.

      (Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor, Ed. Castalia, "Odres nuevos", pág. 96 y ss.)

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