El sueño de la razón produce monstruos

domingo, 22 de abril de 2012

Julio Verne, la literatura y los avances científicos y técnicos


       Julio Verne nace en 1828 y muere en 1905. Su vida cruza los últimos años de la Restauración borbónica (1815-1830) con Carlos X, la monarquía burguesa de Luis Felipe (1830-1848), la revolución del 1848 y la Segunda República (1848-1851), el Segundo Imperio de Napoleón III (1851-1870), la guerra franco-prusiana y la Comuna (1871) y una buena parte de la Tercera República, desde Thiers hasta Loubet, bajo cuya presidencia un socialista, Millerand, entra en el gobierno por vez primera en la historia.
       Desde el punto de vista literario, cuando nace Julio Verne, el Romanticismo triunfa de forma rotunda. En 1830, Víctor Hugo estrena la obra teatral Hernani. Stendhal y Honoré de Balzac publicarán sus grandes obras durante los primeros años de la vida de Verne. La novela popular o folletinesca de Eugène Sue y otros es ávidamente consumida por el público. Alexandre Dumas padre es el autor de moda y todo el mundo lee sus novelas históricas; de su mano, estando en París Julio Verne, entra en el "Club de los once sin mujeres" consolidándose los intereses literarios del creador del Nautilus. Al comenzar la segunda mitad del XIX, años en que se inicia tímidamente su carrera literaria, el Romanticismo decae y el Realismo nace. Gustave Flaubert, Guy de Maupassant y los hermanos Goncourt serán algunos de los representantes de esta escuela que tendrá su prolongación en el Naturalismo, siendo Emile Zola el patriarca de este estilo literario.
       Por otro lado, el desarrollo técnico y científico desplazará bruscamente los viejos modos de explicar y comprender la vida, el Universo y los fenómenos sociales. El conocimiento se aparta de la especulación metafísica para vincularse a la investigación experimental y el método científico -analizar, comprender, deducir- será la herramienta clave para la nueva concepción del mundo.
       Una rápida e incompleta enunciación de inventos y descubrimientos técnicos dará idea de la marcha del progreso en esos años: telégrafo (1837); caucho vulcanizado (1839); convertidor siderúrgico Bessemer (1855); máquina de coser (1857); primer cable submarino entre Europa y América (1858); horadación del primer pozo petrolífero, en Pennsylvania (1859); fotoimpresión, celuloide y descubrimiento de la asepsia quirúrgica (1867); canal de Suez (1869); dinamo (1871); teléfono (1876); fonógrafo (1877); explotación de la energía hidroeléctrica y desfoforilización del hierro (1878); bombilla y tranvía eléctricos (1879); cosechadoras mecánicas (1880); transporte de la energía eléctrica (1881); turbina de vapor (1884); primera travesía del Atlántico por un petrolero y vacuna antirrábica (1885); electrólisis (1887); alternador y transformador eléctricos y motor de gasolina (1888); primer vuelo de avión de Ader y primer neumático para ruedas (1890); rayos X, radiofonía y cinematógrafo (1895); dirigibles (1896); ultramicroscopio (1903).
       Los avances de la ciencia durante ese mismo periodo podrían esquematizarse así: síntesis por vez primera de un cuerpo orgánico: la urea (1828); descubrimiento por Faraday de la introducción electromagnética (1831); primer principio de la termodinámica enunciado Mayer (1841); descubrimiento, por cálculos matemáticos, de Neptuno, por Le Verrier (1846); segundo principio de la termodinámica por Clausius (1850); el evolucionismo con el Origen de las especies, de Darwin (1859); el análisis espectral de Kirchhof y Bunsen, que imprime un impulso gigantesco a la astronomía y a la astrofísica (1860); experimentos de Pasteur que destruyen las teorías de la generación espontánea, la Introducción a la medicina experimental, de Claude Bernard, y leyes de la herencia de Mendel (1861-1865 y 1866 respectivamente); El Capital, de Marx (1867); ley periódica de los elementos, de Mendeleiev (1869); El origen del hombre, de Darwin (1871); descubrimiento de los bacilos de la tuberculosis, por Koch, y del tifus, por Gaffaky (1882 y 1884); ondas hertzianas (1888); descubrimiento del radio, por los Curie (1897); teorías de los quanta de Planck (1899); radioactividad de Rutherford (1902); teoría de la relatividad restringida de Einstein (1905).
       En la obra de Verne se refleja una evolución que va desde un optimismo ingenuo en el progreso científico y una fe ciega en el poder omnímodo y benéfico de la ciencia a una visión de la misma desencantada y sombría.
            Los periódicos abren generosamente sus páginas a la divulgación científica, y los libros de vulgarización conocen grandes éxitos editoriales, tanto mayores cuanto que presentan a la ciencia bajo un aura casi mágica. Julio Verne leerá insaciablemente estos textos de divulgación científica y técnica. La ciencia le atraerá profundamente, y hasta ese momento nadie ha escrito novelas científicas. Es un camino nuevo que requiere un nuevo concepto literario y unos profundos conocimientos, amén de un inmenso fichero. La tarea será lenta, laboriosa y a veces ingrata. Pero en la mente de Julio Verne aparece claro el camino a seguir: será el pionero de la novela científica.

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