El sueño de la razón produce monstruos

domingo, 28 de octubre de 2012

El Tenorio mágico vs Halloween (IV)

        Las comedias de magia se han situado entre los géneros más populacheros y ramplones del XVIII. Sin embargo, entre estas y los dramas románticos las semejanzas nos aparecen patentes. En ninguna de las dos tipologías, los contextos se anclan en la realidad ni se abordan los problemas eternos del hombre y la sociedad. Sin embargo son obras populares por excelencia.

      El romanticismo, entre otros aspectos, vive un retorno a la Edad Media y la revalorización de dramas y dramaturgos del Siglo de Oro, tan denostados por el neoclasicismo.
      Este neomedievalismo suscita en Alemania un gran interés por España, “país del Romancero”, y la nueva estética asume los principios de la “comedia de Lope y festeja el genio dramático de Calderón”.
      El espíritu del romanticismo español entronca con la literatura del Siglo de Oro, la de Lope, Calderón, Gracián y el Romancero, influenciado por la literatura alemana del momento histórico, hasta el punto que los dramas españoles resultan remedos estilísticos y parodias de la comedia antigua.
      Algunos escritores han señalado, entre otros Américo Castro, que Calderón y su teatro son la antítesis de la concepción romántica del universo. En ese sentido, los dos representantes máximos del romanticismo nacional y legendario son Rivas y Zorrilla.
      Don Juan Tenorio es la obra más representativa del teatro romántico español con un fuerte poder de parodia clásica, en la que Zorrilla incluye todos los ingredientes de la obra seria, pero sin bases para la credibilidad. Señala el propio Zorrilla que su Don Juan es una refundición de El burlador de Sevilla y de No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, o convidado de piedra de Antonio de Zamora, en el que revive de nuevo la figura mítica del libertino, creada por Tirso de Molina. En esa línea, Ortega y Gasset afirma que el Don Juan de Zorrilla es una vuelta a la imagen e ideación más tradicional y tópica de la leyenda; jamás pretendió configurar una nueva interpretación del mito de Don Juan.
      Ramiro de Maeztu, en su Don Quijote, Don Juan y la Celestina[1], nos dice que el Tenorio de Tirso es únicamente un burlador, mientras que el de Zorrilla es más humano, es también un hombre.
                                                                            A.T.T.

[1]. Maeztu, R. (1963), ibídem, Madrid, Austral, pág. 74.

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