El sueño de la razón produce monstruos

miércoles, 24 de octubre de 2012

El Tenorio mágico vs. Halloween (I)


                                                                Adivina quiénes son
                     

                   El inventario esencial de la literatura dramática del romanticismo español, poco a poco, ha quedado reducida a cuatro dramas:
             Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas. Fue estrenada en el Teatro del Príncipe de Madrid en 1835.
             El trovador, de García Gutiérrez. También fue estrenada en el Teatro del Príncipe de Madrid en 1836.
       Los amantes de Teruel (1837), Juan Eugenio de Hartzenbuch, y
            Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. Es la obra más representada de la Literatura Española desde que se estrenó en el Teatro de la Cruz de Madrid en 1844.
       El 18 de marzo de 1844, Zorrilla vende al editor Manuel Delgado, por 4200 reales, los derechos de impresión y puesta en escena del Tenorio, cantidad irrisoria dado que José Zorrilla vivió en la escasez y murió casi pobre de solemnidad en 1893, sin haber recibido un duro más de los miles que el Tenorio seguía generando desde la noche cuando se estrenó, el jueves 28 de marzo de 1844.
       Zorrilla adopta, para su obra, rasgos de otros dramas y de otros géneros literarios, que han sido estudiados por la crítica muy frecuentemente y en diversas fuentes, pero que nunca tuvieron en cuenta un elemento esencial del drama, lo mágico.
       La atmósfera que envuelve las últimas escenas de la obra de Zorrilla, con su incertidumbre entre lo real y lo aparente, señala Ermanno Caldera [1982:253], revela un estrecho parentesco con las antiguas comedias de magia: sólo que ahora la magia grosera de las tramoyas se sustituye por el hechizo más sutil de la poesía.
       El mito de Don Juan que recibe Zorrilla se configura, a lo largo de los siglos, de tres rasgos de máxima relevancia y otros dos de valor secundario.
       De los tres primeros, los más antiguos aparecen en El burlador de Sevilla y convidado de piedra (drama escrito entre 1612-1625), de Tirso de Molina. Su autor los pudo localizar a comienzos del XVII en viejos romances o baladas. Estamos hablando de la doble invitación y el castigo final: un personaje masculino, acaso joven, tropieza con una calavera, observa una estatua funeraria o entra en contacto, de alguna manera, con una representación fantasmal de la muerte, e irrespetuosamente, a modo de chaza macabra y burlesca, la invita a cenar. La calavera o su equivalente no sólo acude a la cita sino que invita a su vez a su anfitrión, en un tercer encuentro, el cual será amonestado con una advertencia o alguna forma de castigo de ultratumba por su actitud cínica y conducta desvergonzada hacia los muertos.
       Tirso de Molina, si fue él el autor de El burlador…, agrega a esas componentes un tercer ingrediente, también de orígenes antiguos, a saber: quien no respeta a los muertos tampoco es capaz de hacerlo con los vivos; además engañan sádicamente a las mujeres y no sienten escrúpulos en matar a los que obstaculizan sus formas de seducción.
       Los dos aspectos secundarios anteriormente citados los resuelve Tirso con genial maestría al establecer una relación circunstancial y no casual entre el anfitrión y el convidado haciendo que el muerto fuera una víctima del mismo Don Juan, el padre de la dama ultrajada. De este modo, el final trágico del personaje es el resultado no solo del castigo divino, sino también de la venganza humana, según señala Rico [1990: 245], citado por Luis Fernández Cifuentes en su edición crítica del Don Juan de Zorrilla. A este debemos agregar el quinto elemento, que aparece también sistemáticamente en los posteriores donjuanes, es el criado que actúa como los graciosos cobardes del Teatro del siglo de Oro (Catalinón, en El Burlador…), al tiempo que funciona como la voz de la conciencia que el seductor posee dando fe de su trágico final.
                                        
                                                                                                     A.T.T.
      
       Bibliografía

       Caldera, E., “La última etapa de la comedia de magia”, en Actas del VII Congreso Internacional de Hispanistas, ed. Giuseppe Bellini, I, Roma, Bulzoni, 1982, pág. 253.
       Zorrilla, José (1993), Don Juan Tenorio, edición de Luis Fernández Cifuentes, Barcelona, Crítica, 1993.
       Zorrilla, José (1994), Don Juan Tenorio, edición, introducción y notas de David T. Gies, Madrid, Clásicos Castalia.
       Zorrilla, José (2012), Don Juan Tenorio, edición de Aniano Peña, 30ª. ed., Madrid, Cátedra.

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