Mammon 1884-1887
Óleo sobre lienzo
Tate Moderm: presentado por el artista en 1897
George
Frederich Watts y otros pintores se empiezan a cuestionar las ventajas y
objetivos de la industria y el mercado moderno, además de sus consecuencias
sociales.
El
progreso y la prosperidad se han convertido en nuestros auténticos dioses, pero
ese culto no da la felicidad a los hombres.
El Criticón II, crisi III, cuyo lema es La
cárcel de oro y calaboços de plata, de Baltasar Gracián, ya denuncia las
miserias de las riquezas.
En ese capítulo citado, un criado de
Salastano cuenta a Critilo y Andrenio, los peregrinos de la vida, lo que les
ocurrió a los franceses con la Fortuna y las Indias; y a continuación, les dice
que ese raro prodigio es haber encontrado un amigo verdadero. Ese amigo es
Gerión[1],
uno de los múltiples guías de la novela alegórica, prototipo de la amistad, un
hombre compuesto de tres, pues tenía tres cabezas, seis brazos y seis piernas,
aunque un solo corazón.
El criado solicita a Gerión su
amistad para su amo; entonces Gerión entrega al criado de Salastano un lámina
con tres retratos: los de Salastano, Critilo y Andrenio, con lo que así quedó
sellada la amistad entre los tres.
Luego Andrenio y Critilo pasan los
Pirineos, que separan España de Francia en lo material, pero muy distantes en
lo político. Un francés, llamado Mosiur les sale al encuentro y les conduce a
un rico palacio todo hecho con plata y oro, habitado por un príncipe, nuevo
Midas, pues convertía en oro todo lo que tocaba, de puertas cerradas, pero
fáciles de abrir con una mazo de oro, la Cárcel
de oro...
Una vez dentro, los peregrinos
notaron que más que palacio aquello era una prisión, donde se veía a un
cortesano con grillos de oro, a una mujer bella sujeta con una cadena al cuello
y hombres sin corazón y sin entrañas. Por fin descubren al dueño del palacio,
no en rico trono, sino en estrecho calabozo, falto de luz por no gastar,
personificación del interés y de la avaricia. Su aspecto era horrible, sin que
se fiase de nadie... Y allí quedaron presos del Interés los dos peregrinos.
La pintura de Watts y el capítulo 3
de El Criticón, II, de Gracián, alegorizan
esa supuesta deidad, el malvado Mammon,
el nuevo Midas. Lo simbolizan ambos artistas como un déspota salvaje, una
configuración fea y necia, un ogro avaro que protege sus riquezas desconfiando
y esclavizando a los demás.
En el cuadro, ese ogro aparta a una
bella joven con una mano y aplasta a un muchacho con un pie. Gracián transforma
el palacio en una cárcel y en ella aparecen un cortesano con grilletes de oro,
una bella joven atada con una cadena al cuello y hombres sin corazón y sin
entrañas como los que mueven los mercados actualmente.
[1].
En la mitología griega, Gerión (en griego antiguo Γηρυών Gêruôn o Γηρυόνης Gêruônês)
era un monstruoso gigante, hijo de Crisaor
y Calírroe.
Gerión es descrito como un ser
antropomorfo
formado por tres cuerpos, con sus respectivas cabezas y extremidades, según la
mayoría de las versiones.
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