El sueño de la razón produce monstruos

viernes, 7 de junio de 2013

Contenidos del Fausto de Goethe (II)

FAUSTO I

Argumento
         En el Prólogo [en el cielo][1], mimesis del Libro de Job, Dios permite al diablo (Mefistófeles) que prueba a Fausto. Este aparece muy anciano en su gabinete, hastiado del saber y de la vida incluso. El toque de campanas de la Pascua de Resurrección le disuaden en el último instante del suicidio. Tras un paseo con su criado Wagner, un perro negro entra en su casa y se transforma en Mefistófeles, que propone a Fausto darle la juventud, el placer y la sabiduría, pero haciéndose inmediatamente dueño de él en el mismo momento en que sintiéndose tan dichoso pida detenerse ese instante presente.
            Firmado el pacto, Fausto rejuvenece y Mefistófeles le lleva a una taberna donde el diablo gasta bromas mágicas. Después conocerá  Margarita (Gretchen), a la que seduce valiéndose de joyas y dándole un somnífero para que su madre duerma y no le impida entrar en su dormitorio.
            A su salida, Fausto topa con Valentín, hermano de Margarita, quien le reprocha haber deshonrado a su hermana; se baten y muere Valentín. Mefistófeles arrastra a Fausto a un aquelarre de brujas en las montañas. Más tarde Fausto ve a Margarita entre rejas por haber matado a su madre con el somnífero, y al niño que ha engendrado con Fausto. Fausto la llama para que le siga, saliendo mágicamente de la cárcel, pero Margarita se detiene horrorizada. Mefistófeles se lleva a Fausto y una voz desde el cielo grita: ¡Está salvada!
FAUSTO II

Argumento
         Fausto, tras un intermedio, intenta dormirse en el campo cuando le rodean Ariel y los elfos. La escena se traslada a un castillo imperial medieval, en el que Mefistófeles es contratado como suplente del bufón imperial. Mefistófeles propone arreglar la economía y propone el recurso de emitir papel moneda sobre la garantía de unas minas imaginarias. Entonces, el emperador nombra a Fausto y a Mefistófeles superintendentes del imperio.
            Fausto promete al emperador hacerle ver a Helena y a París, lo que consigue tras visitar las regiones de las "Madres". Cuando aquéllas se desvanecen, Fausto se enamora de Helena e intenta retenerla, provocando una explosión que le deja desmayado. Mefistófeles se lo lleva a su antigua casa; allí el criado Wagner enseña a Mefistófeles el Homúnculo, un niño producido en el laboratorio, que acompañará a Fausto y Mefistófeles a hablar con personajes de la Antigua Grecia.
            Fausto, considerado loco, será cuidado por la hija de Esculapio, en tanto que Helena y las mujeres de su corte están condenadas por Menelao, pero Forkias se las lleva al castillo medieval donde espera Fausto. Menelao las perseguirá con sus fuerzas militares que serán derrotadas por el ejército de Fausto, quien se lleva a Helena a un región paradisíaca. De su unión nace Euforión, que morirá voluntariamente; Helena también desaparece, dejando solo sus vestidos que transportan a Fausto por los aires hasta llegar a una nueva región donde solo realiza actividades prácticas de signo benéfico (importantes obras públicas...).
            Allí se encuentran una pareja de ancianos que se oponen a dejar su casa para ejecutar los grandes proyectos de Fausto: aquella casita es incendiada y los ancianos mueren. Fausto, emperador muy anciano, recibe al Hambre, la Deuda, la Inquietud y la Angustia, dejándole ésta ciego con su soplo. Así las cosas, Mefistófeles manda cavar a unos lémures la fosa de Fausto, que ciego pero feliz, al soñar un mundo mejor como posible, cae en ella y muere. Entre honores y alabanzas, su alma es elevada al cielo, porque al fin se ha esforzado por hacer el bien.



[1]. El pasaje de Goethe imita el Libro de Job, 1, 6-12, donde Dios recibe la visita de los ángeles y habla de su siervo Job con Satán, que pide permiso para probarle.

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