El sueño de la razón produce monstruos

sábado, 8 de junio de 2013

El Fausto de Goethe. Conclusiones (IV)

            La filosofía de Kant provocó un extraordinario renacer filosófico en Alemania, y el Idealismo “alemán” consiste en una transformación del pensamiento de Kant y dentro de un contexto socio-político y cultural marcado por:
            - una pasión por la historia y por la nación alemana y el concepto de “pueblo” en coincidencia con los movimientos nacionalistas;
            - un renacer “espiritual” donde surgen genios tan grandes como Goethe, Kant, Hegel, Beethoven…;
            - una profunda preocupación religiosa de carácter heterodoxo;
            -una pasión por el mundo de la Antigüedad greco-latina, explícita en Goethe;
            - un interés desmedido por la estética presente en la tradición alemana.
            -la inspiración de los poetas en los filósofos, de manera que el ansia por lo infinito, la fusión con la Naturaleza (Schopenhauer), la identificación de la filosofía, poesía y religión, y la fuerza creativa del hombre son temas que aparecen en el romanticismo de Hölderlin,  Schlegel y Novalis  cuyas fuentes se hallan en el idealismo de Fichte y Schelling.
            - el carácter predominantemente teórico del movimiento idealista que no lleva a revolución social o política alguna. Se ha dicho que la Reforma enseñó a los alemanes a considerar la libertad como una libertad “interior” compatible con la servidumbre interior. Hegel escribió que si en Francia los hombres pasan directamente de las ideas a los actos, en Alemania todo queda en el desarrollo teórico.
        
         Schopenhauer interpreta de forma distinta la diferenciación que hace Kant entre Fenómeno y Noúmeno o Cosa en sí, aplicándoles un significado propio. Por un lado, reduce todas las formas a priori de la sensibilidad (espacio, tiempo, causalidad) de Kant a la causalidad; y por el otro,  entiende la doctrina kantiana de  la identidad del espacio y el tiempo (que no existen sino en el pensamiento) como indicio o señal de la inconsistencia ontológica de todo ser en sentido sustancial.

            Las consecuencias de estas matizaciones a Kant acarrean importantes consecuencias:

            1º. La realidad de las cosas y de los acontecimientos se identifican con una concatenación de causas y efectos, de modo que la REALIDAD, la esencia de la materia, es el actuar de los OBJETOS los unos sobre los otros, y esa conexión causal y su estructura la produce de modo TRASCENDENTAL el mismo SUJETO, esto es, la condición de experimentabilidad y cognoscibilidad de los OBJETOS es lo que pone el SUJETO en el acto mismo de experimentarlos y conocerlos. La esencia misma de la materia es su ACTUAR, su producir efectos.

            2º. Esas relaciones entre los FENÓMENOS son indicio de la nulidad ontológica que expresa la inanidad, la futilidad, la vacuidad, la fugacidad o la vanidad de toda existencia en el mundo como algo temporal.
            La fugacidad y transitoriedad de todas las cosas en el tiempo es marca inequívoca de la nulidad de toda forma de existencia individual, de su finitud, de sus límites… frente a la infinitud del tiempo y del espacio. El presente, privado de duración, carente de desarrollo, es el único modo de existir en la realidad, en la relatividad de todas las cosas, en su continuo devenir sin llegar jamás a ser, en ese continuo anhelar sin lograr la plenitud, en ese luchar constante contra la muerte gracias a la cual permanece la vida hasta que es aniquilada por imperio aniquilador de la misma muerte.
            Schopenhauer dirá que el tiempo es aquello en virtud de lo cual cada cosa, en cada movimiento, se convierte en nada en nuestras manos, y por lo cual perdemos todo valor consistente y estable. Esta inconsistencia da a los FENÓMENOS, la REALIDAD de una SUEÑO, de una APARIENCIA, de una SOMBRA, y los convierte en algo de lo que no se puede predicar ni decir si existen o no.
            De este análisis surge el primero de los principios básicos de la metafísica de Schopenhauer: el mundo es mi representación, porque las conexiones causales se producen únicamente en las FORMAS A PRIORI del sujeto (espacio, tiempo, causalidad). Ni el ESPACIO, ni el TIEMPO, ni la CAUSALIDAD son entes que se encuentren en las cosas, sino en las estructuras innatas del SUJETO, de la SUBJETIVIDAD.
            Cuando Schopenhauer afirma que EL MUNDO ES NUESTRA REPRESENTACIÓN, nos está diciendo que solo ese sistema de los fenómenos, estrictamente relacionados y trabados por el principio de razón, constituyen el mundo. Sin embargo, esto no implica que no se pueda satisfacer “LA NECESIDAD DE METAFÍSICA”, ni construir ninguna metafísica, como parece deducirse ante la evidencia de la inanidad e inconsistencia de toda existencia, como dejó ya apuntado por Kant.
           
              Para Goethe solo existe una fuente de conocimiento, el mundo de la experiencia en el que está incluido el mundo de las ideas. El no puede hablar separadamente de experiencia y de idea, porque la idea a través de la experiencia espiritual se halla ante su ojo espiritual, del mismo modo que el mundo de los sentidos lo está ante su ojo físico.
            En el conocimiento de la naturaleza por el hombre, es esencial percibirnos como parte de la misma (autocomprensión) porque el ser humano es naturaleza que se ha hecho hombre. Los distintos seres naturales son resultado de la única naturaleza que existe y que es común a todos.

            Para Goethe un aspecto esencial de la naturaleza del hombre es su capacidad de crear cultura; en ella, los hombre encuentran las distintas formas de intervención para su control y en su utilización. Es decir, pensar en una técnica conforme a la naturaleza y en consonancia con ella y no depredadora ni aniquiladora de la misma.


BIBLIOGRAFÍA
           
      GOETHE, Johann Wolfgang von (2011), Fausto, edición de Manuel José González y Miguel Ángel Vega, Madrid, 14ª. ed., Cátedra Letras Universales.
           
       GOETHE, Johann Wolfgang von (2007), Fausto, edición y traducción de Miguel Salmerón, Madrid, Editorial Espasa Calpe.

        GOETHE, Johann Wolfgang von (2007), Teoría de la naturaleza, Estudio preliminar, traducción y notas de Diego Sánchez Meca, Madrid, 2ª. ed., Editorial Tecnos.

        SÁNCHEZ MECA, Diego (2000), El uso de la literatura en el estudio de la filosofía: Aspectos teóricos y prácticos, Madrid, Uned.


         STEINER, Rudolf (1989), Goethe y su visión del mundo, Madrid, Editorial Rudolf Steiner, Madrid. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magníficos artículos sobre Goethe. Felicidades. No sé si conoce la obra de la germanista Rosa Sala Rose. Ella ha editado alguna de los obras del autor alemán y escribió el libro El Misterioso caso alemán, en el cual Goethe tiene un especial protagonismo. Le paso un enlace a su blog: http://rosasalarose.blogspot.com.es/