El sueño de la razón produce monstruos

sábado, 30 de enero de 2016

LA TRADICIÓN MÍSTICA GRIEGA (VIII)


             La difícil frontera entre el dionisismo y el orfismo

            Desde los primeros testimonios, según Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel[i], Dioniso guarda una estrecha relación con el mundo de los muertos; simboliza la muerte y el renacimiento. Por ello, numerosas tumbas griegas, itálicas o ibéricas llevan símbolos de las festividades dionisíacas, con vasos de bebida y con falos. Pero a pesar del carácter ctónico de Dioniso, la creencia en el Más Allá no aparece claramente en los misterios báquicos de época clásica, dado que los textos que se alegan en su apoyo guardan estrecha relación con el orfismo donde la dualidad cuerpo/alma supone la creencia en una vida después de la muerte en que el alma adquiere todo el protagonismo. Las almas de los iniciados órficos que superen el tránsito al Hades habitarán junto a los dioses, mientras que las de los no iniciados y las que fracasen en la travesía del Tártaro sufrirán castigo y volverán a reencarnarse. En discordancia con los órficos, ningún castigo ni pena acecha a los seguidores dionisíacos, según rezan los documentos de la época clásica. Esta es otra diferencia esencial entre los misterios de Diosiso y los ritos de Orfeo.

            En definitiva, podemos inferir que de los testimonios que relacionan los ritos de Orfeo con los misterios de Dioniso ponen de manifiesto que a Orfeo se le atribuyen la redacción de narraciones sagradas y la transmisión de rituales en que Dioniso juega un papel relevante. El dionisismo se ciñó estrictamente al ámbito del culto, mientras que el orfismo aparece reflejado en la literatura y la filosofía, además de en el culto propiamente dicho. La literatura órfica más antigua es de temática predominantemente religiosa y hunde sus raíces en cultos mistéricos dionisíacos al margen de la religión oficial. Diversos testimonios epigráficos dan fe de la existencia del culto cívico de Dioniso en época micénica, anterior, pues, a su culto mistérico. Sin embargo el orfismo se mantuvo durante siglos alejado de la religión oficial, pero sin enfrentarse a ella. En época imperial es cuando se produce el proceso de integración al fundirse los cultos órficos y dionisíacos.

            En el culto dionisiaco el iniciado participa en ritos que le aceran al dios, pero no penetra en un saber que lo transforma. En cambio, es intrínseco a las τελεταί órficas la adquisición de un saber escatológico que le haga comprender el conocimiento de la naturaleza del alma, su situación en el mundo y cómo librarse de su condición de mortal, mensaje que está fijado en relatos que sancionan los ritos donde se encuentran las claves para acceder al citado conocimiento. El orfismo puede definirse como una religión del libro cuyos textos juegan un función de suma importancia. Bianchi, afirma Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel[ii], que el orfismo es una superación misteriosófica y gnóstica de los misterios, en el que el recurso constante al texto es una de sus principales características.

            A partir del siglo III a. C. y hasta el V d. C. abundan las referencias a ritos denominados τελεταί y ὂργια y en latín, sacra, relacionados con creencias órficas o bien instituidos por Orfeo para celebrar a Dioniso; en muchos de ellos, el desmembramiento del dios constituye un elemento esencial. Por ello no es de estañar que muchas veces los rituales órficos se denominen dionisíacos ni que a veces se confundiesen. Además, los propios mitos de Dioniso y Orfeo tienden a asemejarse en asuntos como la relevancia de la región de Tracia, los descensos al Hades y la muerte por desmembramiento.

            El orfismo se configura desde sus orígenes como un culto mistérico, cercano a cultos mistéricos dionisíacos, y al margen de la religión oficial, pero sin enfrentarse a ella; también se puede explicar como una variante del dionisismo que mitiga su parte agresiva y cruenta y, a diferencia del culto dionisíaco, el orfismo no se desdobló en fiestas cívicas y tíasos[1] privados. Solo en la época imperial, y en el ámbito de la polis, lo órfico y lo dionisíaco terminaron por fundirse.

            Frente al concepto de religión mistérica que representan, afirma  Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel[iii], las corrientes eleusina y dionsíaca, el orfismo puede definirse como una religión misteriosófica, porque el iniciado accede a un saber escatológico que lo transforma, y ese conocimiento está fijado en libros rituales donde se encuentran las claves para su interpretación. En cambio, la religión dionisíaca no dispone de una literatura propia y los ejemplos aducidos al respecto están relacionado de algún modo a Orfeo y el orfismo.




[1]. Tíaso o comitivas extáticas de Dioniso, a veces descrita como un grupo de juerguistas borrachos.




[i]. Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel, op. cit., 2008, pág. 720.
 
[ii]. Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel, op. cit., 2008, pág. 713
 
[iii]. Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel, op. cit., 2008, pág. 725

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