El sueño de la razón produce monstruos

lunes, 13 de julio de 2015

Cómo nos llega el antiguo estoicismo (I)


            De las enseñanzas de Zenón y Crisipo solo tenemos un conocimiento indirecto. De los numerosos tratados de Zenón y de las 705 obras de Crisipo solo queda una parte de los títulos, conservados por Diógenes Laercio, y unos breves fragmentos. La sobras de Séneca, Epicteto y Marco Aurelio son las únicas conservadas y datan de la época imperial romana, cuatro siglos después de la fundación del estoicismo.
            La doctrina estoica se puede reconstruir buscando indicios intertextuales en las obras de sus seguidores o en otros escritores. La enorme dificultad dimana de que las principales fuentes son de épocas muy tardías. Por ejemplo, se descubren huellas de estoicismo en el ecléctico Cicerón (mediados del s. I a. C.); en Filón de Alejandría, uno de los más genuinos filósofos del judaísmo helénico, principios de nuestra era; otros fragmentos aparecen en adversarios como Plutarco que, a finales del s. I, redactó dos obras: Contra los estoicos y Contradicciones de los estoicos; las referencias que aparecen en el corpus del escéptico Sexto Empírico, finales del s. II d. C.;  las que se pueden leer en el médico Galeno, que por aquella época, escribió contra Crisipo, y, por último, las relaciones que a menudo contienen las obras de los padres de la Iglesia[1], especialmente Orígenes, s. III d. C.
            Una fuente primordial es el compendio de la lógica estoica que Diógenes Laercio, en su libro VII, toma de Resúmenes de filósofos de Diocles Magnesio, un cínico amigo de Meleagro de Gadara, de principios del siglo I a. C. A excepción de la breve y sumaria exposición de Diógenes Laercio, toda la literatura estoica nace de las controversias surgidas en el siglo II de nuestra era entre el dogmatismo estoico, la Academia o los escépticos.
            A veces es complicado discernir, entre tantas discrepancias y controversias, las opiniones de los estoicos antiguos, s. III a. C., y las del estoicismo medio, ss. II y I a. C. No se debe tapar, pues, que en las investigaciones sobre la Estoa, cuyas filosofías son reconstruidas sobre fuentes tan fragmentarias e incompletas, los resultados puedan tener algo de artificioso o elaborado con cierta habilidad mental.
            En esta investigación tenemos como objeto principal hacer una exposición general del estoicismo. Partiendo de la doctrina de Zenón de Kition -pequeña ciudad de Chipre-, trataremos de señalar lo que sus sucesores Cleantes de Assos y Crisipo de Soles rectificaron o desecharon de ella. Luego seguiremos con la Estoa media, ss. II y I a. C., en la que destacaron Panecio de Rodas, quien sucede a Antípatro de Tarso como escolarca de Atenas; Marco Tulio Cicerón no perdió la ocasión de utilizar su escritos, sobre todo cuando escribe sus dos primeros libros del De Officiis (= Sobre los deberes), y Posidonio de Apamea, discípulo Panecio de Rodas en Atenas, tampoco; luego haría largos viajes, por ejemplo a Egipto y a España, tras los cuales abre una escuela en Rodas, año 97 a. C.; en este periodo los filósofos estoicos tendieron al eclecticismo, acoplando algunos elementos al sistema, entre otros, platónicos y aristotélicos y separándose del estoicismo ortodoxo. Y para concluir, entraremos en el estoicismo tardío, comienzos del Imperio romano, donde se insistirá en los principios prácticos y morales de la Estoa, con pinceladas religiosas, adhiriéndose a la doctrina del parentesco del hombre con Dios, del que se desprende un deber ineludible para el hombre: amar a sus semejantes. La nobleza moral de sus enseñanzas queda patente, en esta época, en las obras de Séneca, Epicteto y el emperador Marco Aurelio. La tendencia al eclecticismo sigue vigente en la Estoa  y también se da con fuerza en las demás escuelas.



[1]. Patrología < gr. πατήρ = padre, y λόγος = doctrina : al pie de la letra significa "la doctrina de los Padres (de la Iglesia)"; este es un título honorífico cristiano.
          - En el Antiguo Testamento y en el mundo grecorromano el padre como procreador de la vida y cabeza de la familia es el guardián y transmisor de la experiencia y de la tradición; un auténtico maestro.
          - El pater familias romano era el sacerdote del culto doméstico.
          - Concepción veterotestamentaria: los padres son los representantes de Dios en la familia. Los patriarcas son los depositarios de la promesa y los garantes de la gracia, de la alianza con Dios (Eclo 44-50; Lc 1, 55) Por eso hay que amarlos y obedecerlos.

No hay comentarios: