Alcalá fue una de las mejores canteras de escritores del Siglo de Oro Español. Cisneros consiguió atraer a la Universidad a intelectuales de la talla de Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramática de la Lengua Castellana y allí se imprimió la Biblia Políglota Complutense. Por sus claustros pasearon Juan de Valdés , Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Mateo Alemán, Félix Lope de Vega Carpio, Francisco de Quevedo y, ya en plena decadencia de la Universidad de Alcalá (s. XVIII), Melchor Gaspar de Jovellanos, estudiante del Colegio Mayor de San Ildefonso, donde se doctoró en Derecho; allí nació el Arcipreste de Hita (s. XIV) y vivió Catalina de Aragón, pero, sin duda, el más grande ha sido Miguel de Cervantes.
Doce siglos de historia medieval de Alcalá que se reparten entre visigodos, musulmanes y la mitra toledana. El castillo la Qal´at, y su diminutivo al-qulay´a, -nombre que se sobrepuso a Complutum-, por cuyo valle culebrea el río Henares, reducido a fortaleza, de Alcalá la Vieja, terminó en poder de los arzobispos toledanos, y desde sus orígenes, la villa queda ligada a la memoria de los santos mártires Justo y Pastor por la presencia de un grupo muy activo de mozárabes; Alcalá de San Justo serán mantenido por algunos cronistas e historiadores hasta el Siglo XVI. (Pavón Maldonado, Basilio, op. cit., pág. 9 y ss.).
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