Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jasón te agrada el Vellocino[1].
El humano derecho y el divino,
cuando los interpretas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes[2],
tu mano para el fallo se previno.
No sabes escuchar ruegos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.
Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos[3],
o, con la bolsa, ahórcate con Judas[4].
[1].Vellocino: el oro (alude a la conocida expedición de Jasón y los Argonautas en busca del vellocino de oro a la Cólquida); este juez prefiere el vellocino, por ser de oro. Hay una dilogía con el nombre del famoso jurista, Jasón.
[2].Alusión al cohecho, extendiendo y encogiendo la mano. La mano que recibe el soborno marca la rapidez del juez. En Quevedo, es obsesiva la animadversión contra jueces, letrados y escribanos.
[3].Pilatos: referencia al juez corrompido. Por asimilarlo a Pilatos lo hace arquetipo de mal juez. Alude además al hecho de que se lave las manos para quitarse el unto del soborno, con un juego de palabras que se repite otras veces.
[4].Judas: es otro arquetipo negativo; según el tópico, fue el despensero de los apóstoles, y la acusación de ladrón es reiterada. Como despensero tenía que guardar la bolsa común; y es conocido su suicidio tras la traición a Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario