El sueño de la razón produce monstruos

jueves, 21 de octubre de 2010

Schopenhauer: las raíces de Freud (II)

Como ya dijimos anteriormente, una lectura determinada de la obra central de Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, nos indica que muchas ideas que manejó Freud se inspiraron en aquél.

En el siglo XIX, aparecen dos temas recurrentes en el pensamiento alemán; estos son: la voluntad y la conciencia. Los dos alcanzan en Freud su máximo desarrollo, pero no arrancan de él ni tampoco de Nietzsche. Hay que retroceder hasta Schopenhauer para encontrar sus orígenes.

De todos es sabido que Schopenhauer se anticipó a Freud y sus correspondencias con las de aquél fueron reconocidas por el médico y neurólogo austriaco, creador del psicoanálisis.

Así, el concepto metafísico de VOLUNTAD en Schopenhauer es admirablemente similar a los primeros estímulos endógenos de Freud y luego del Ello. La sexualidad en Schopenhauer es tan central como después lo será en la teoría del Ello de Freud. También Schopenhauer vio la locura como una enfermedad mental y esto prefigura la inicial teoría de la neurosis de Freud y su concepto de represión. Además, la idea del hilo de la memoria y su noción de asociación como método para recuperar recuerdos y sueños olvidados son señales inequívocas de otros tantos conceptos freudianos que más tarde desarrollará Freud. Por si fuera poco, en Freud podemos encontrar el trágico y sombrío realismo schopenhaueriano que busca las raíces de la espiritualidad humana en oscuras fuerzas primitivas e instintivas, de ahí que los dos salten a los dioses clásicos de Homero y Hesíodo porque eran más primitivos y más salvajes que los que presentan Ovidio en su Metamorfosis o los de Virgilio, en la Eneida. Los episodios homéricos son más bestiales como por ejemplo el relato de Ulises y Polifemo, así como los de Hesíodo donde la narración del Crono devorando a sus hijos adquiere un sesgo monstruoso.

Se ha afirmado que nadie debe ocuparse del psicoanálisis sin antes haber estudiado profundamente a Schopenhauer. En su figura, se ha visto como el primero y el más importante de los muchos filósofos del inconsciente del siglo XIX, encontrándose en sus escritos abundantes y penetrantes ideas que posteriormente serían desarrolladas y elaboradas por Freud. Un buen ejemplo sería cómo Schopenhauer anticipó la noción de represión y, antes que Freud, consideró que la represión excesiva deteriora la personalidad humana. Además destacó la gran importancia que la infancia juega en la posterior formación de la personalidad.

El escritor alemán, nacionalizado estadounidense, Thomas Mann, consideró que Schopenhauer, como psicólogo de la VOLUNTAD, es el padre de toda la psicología moderna. Por esto se ha deducido que muchas de las ideas que son fundamento del pensamiento de Freud están expuestas nítidamente en Schopenhauer.

La psicología de Schopenhauer se elabora a partir de su noción de VOLUNTAD, especialmente sus teorías de que la sexualidad penetra toda motivación humana y que la razón, el intelecto, es secundario respecto a la VOLUNTAD.

Para Schopenhauer, la VOLUNTAD subyace y aviva todos los fenómenos (todo lo que se puede observar o lo que se llama el mundo objetivo). Según Schopenhauer, podemos saber algo de la VOLUNTAD a partir de la conciencia de nuestra propia volición; un acto de voluntad individual (βουλησις) es simplemente una manifestación limitada y concreta de la misma VOLUNTAD CÓSMICA (θέλημα).

La VOLUNTAD está en lucha constantemente y sus múltiples y heteróclitas manifestaciones en este mundo están eternamente compitiendo para lograr algún deseo, alcanzar alguna satisfacción. Este es el fundamento de su pensamiento. Y pensó que la VOLUNTAD misma es inconsciente, pero que se manifiesta en el deseo sexual y en el “amor a la vida” de los hombres, y que ambos impulsos son manifestaciones de una VOLUNTAD DE VIVIR subyacente. Esta imagen de dos instintos enraizados en una única VOLUNTAD DE VIVIR la sostendrá Freud hasta 1923. Para ambos, la sexualidad es la pulsión más fuerte de las dos, “la más perfecta manifestación de la VOLUNTAD DE VIVIR”. Schopenhauer llegó a afirmar que el ser humano es impulso sexual determinado porque su origen es un acto de copulación. A este respecto dirá que el instinto sexual es el más vehemente de todos los anhelos, el deseo de los deseos, la concentración de toda nuestra voluntad.

Sus afirmaciones sobre la sexualidad son para Schopenhauer simples inferencias del constructo metafísico de la VOLUNTAD. Cuando la VOLUNTAD se manifiesta por sí misma en la forma de una criatura viva, tiende a perpetuarse por sí misma de acuerdo al método de reproducción de la criatura. Y debido a que la conducta sexual es la más poderosa afirmación de la vida y la más completa manifestación de la VOLUNTAD DE VIVIR, Schopenhauer se refiere a los genitales como el núcleo central de la voluntad, es decir, la más clara expresión física de lo que la VOLUNTAD quiere alcanzar en el mundo físico. La conducta sexual fluye desde las profundidades de nuestra naturaleza.

Todo esto preludia y anuncia de modo contundente las ideas de Freud sobre la sexualidad. Para Schopenhauer, la sexualidad es el aspecto más destacado de la motivación humana e incluso amplió y extendió, antes que Freud, el dominio de la sexualidad más allá de la procreación e incluso más allá del orgasmo y el placer genital. Los dos autores usan el término sexualidad para descubrir prácticamente la totalidad del placer obtenido de cualquier modo, aunque en esto Freud fue mucho más lejos que Schopenhauer, que encontró manifestaciones del impulso sexual donde nuca se pensó que existirán.

La sexualidad humana es la fuerza invisible de toda acción y conducta a pesar de los velos que la cubren: ella es causa de la guerra, el objeto de la paz, el fundamento de lo trágico, la razón de la comedia, la fuente del ingenio, el sentido de todas las premoniciones misteriosas, la meta a la que aspira casi todo esfuerzo humano…Schopenhauer seguirá el rastro de las ubicuas manifestaciones del instinto sexual. Incluso el amor más sublime es esencialmente sexual. Toda la naturaleza amorosa está enraizada sólo en el impulso sexual…

Toda esa concepción schopenhaueriana está en la corriente psicoanalítica freudiana y adquiere carta de naturaleza con el respaldo clínico y teórico que Freud aportó décadas después.

Si, en Schopenhauer, la VOLUNTAD es el fundamento de todas las cosas, incluidas todas las pulsiones e instintos, y por ende se amplia el concepto de sexualidad ordinaria, Freud también expande el mismo concepto y declara como sexuales otras muchas cosas que no se relacionaron hasta entonces con lo orgásmico o el placer sexual. Por eso al psicoanálisis se le reprocha a menudo el haber extendido el concepto de lo sexual más allá de lo que se entendía hasta aquel momento histórico.

Freud empleó el término sexualidad al menos en tres formas diferentes:

  1. En sentido restringido, con sexualidad se refería a la concepción común del placer genital y del orgasmo, y a las actividades relacionadas con el placer genital y sus desviaciones o parafilias; además
  2. Freud considera todos los placeres sensuales como sexuales por su conexión con el placer genital y/u orgásmico, incluido el afecto de ternura, en el que se ve un vestigio del placer sexual infantil. Aquí separa lo sexual de lo genital, o lo desconecta en gran medida hasta el punto de afirmar que la castración no puede eliminar muchos de esos “placeres sexuales”, y
  3. también usa el término “sexual” para aludir a lo que Platón llama Eros (el poder del deseo, el amor, que lleva al hombre, paso a paso, del objeto bello y de este a la esencia de la belleza en su máxima captación. El mito de la caverna como metáfora sobre la Epistemología), es decir, todas las fuerzas que impulsan la vida, crean estructura y componen el material físico. La filosofía de Platón fue el resultado de la de Heráclito, Parménides, los Pitagóricos y, sobre todo, de Sócrates.

Todas estas concepciones diferentes aparecen en el Prefacio de 1920 a la cuarta dedición de Tres ensayos sobre teoría sexual (1905), que versa sobre las aberraciones sexuales, la sexualidad infantil, la metamorfosis de la pubertad, fetichismo, los tipos libidinales para concluir en la sexualidad femenina. Allí Freud relacionó su punto de vista con el de Schopenhauer cuando dice que éste mostró a la humanidad la magnitud en que sus actividades estaban determinadas por los impulsos sexuales (en sentido ordinario) y con relación a la amplitud del concepto de sexualidad que hace el psicoanálisis de acuerdo con el “ensanchamiento” que nos ofrece Schopenhauer cuando analiza el Eros del divino Platón, expresión con la que el alemán se refería al filósofo griego.

La Filosofía de Schopenhauer se desarrolla directamente a partir de la noción de VOLUNTAD, especialmente sus doctrinas de que la sexualidad penetra toda motivación humana y que el intelecto es secundario respecto a la VOLUNTAD.

A partir de Schopenhauer se ha producido una verdadera inversión en la filosofía occidental. La prevalencia de la VOLUNTAD sobre y en oposición a la RAZÓN, es un viraje radical de la cultura occidental, que desde los griegos había tenido un marcado matiz intelectualista. Únicamente Schopenhauer afirmará clara y taxativamente la supremacía absoluta de la VOLUNTAD en el plano metafísico. El mismo llegó a afirmar que fue él el primero que reivindicó para la VOLUNTAD la primacía que le pertenece, transformando así todo el dominio de la filosofía.

Madrid, 20 de octubre de 2010

Viernes-Robinson

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