EL GRITO (1893) del pintor expresionista noruego Edvard Munch (1863-1944). Se encuadra en su obra capital, El Friso de la Vida.
Tormento e inconformismo: ¿qué es lo que Munch trató de reflejar en su cuadro a través del rostro angustioso de la persona que grita? ¿Se trata del reflejo de la angustia personal del pintor o si el grito pudiese también esconder una crítica a la nueva forma de organización socioeconómica de la época? En definitiva si Munch grita también contra las injusticias sociales y las desigualdades económicas que acompañaron a la Revolución Industrial.
Desde el punto de vista epistemológico, la filosofía de Kant diría que el cuadro es un fenómeno, una apariencia que constituye el mundo tal y como lo percibimos, y esta apariencia se opone al mundo tal y como existe independientemente de nuestra experiencia. El ser humano no puede conocer las cosas-en-sí-mismas (noúmeno), sino las cosas tal y como las percibimos, las experimentamos.
Desde el punto de vista antropológico, McLuhan formularía con cuatro preguntas sus Leyes de los Medios: Extensión. ¿Qué es lo que El Grito extiende o intensifica o hace posible? Obsolescencia o atrofia. ¿Qué aspectos desaparecen o se hacen obsoletos en la Historia del Arte (o en la estética o en la percepción humana) con El Grito de Munch? Recuperación. ¿Qué recupera (el nuevo archetipo, patrón subyacente o modelo a partir del cual se configuran las copias) o vuelve a actualizar, de lo que ya estaba inservible anteriormente, de los viejos clichés? Reversión. ¿Qué aspectos vuelven al estado, condición o propiedades que tuvieron antes de crearse El Grito?
Su tétrada es vista como un Logos o “arjé”, principio u origen activo de la mente humana, que es capaz de transformar al propio ser humano y su entorno. (McLuhan, From Cliché to Archetype).
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