Don Juan Tenorio es un drama en dos partes publicado en 1844 por José Zorrilla. Constituye una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan. La otra es El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina.
Este tradicional texto se escenificó por primera vez el 26 de marzo de 1844 en el Corral de la Cruz de la ciudad de Madrid y nueve meses después en el Teatro Nacional de la ciudad de México, el 3 de diciembre de 1844, por lo que en 2011 se cumplen 167 años de representarse en aquel país.
He elegido los versos con los que Don Juan empieza el relato de sus “hazañas” para ver quién ha ganado la apuesta.
D. JUAN:
Por donde quiera que fui,
la razón atropellé
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado,
ni hubo ocasión ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.
- Voy a reproducir el alucinante diálogo entre Don Juan y Don Luis Mejía cuando ponen encima de la mesa el botín de muertos y de mujeres seducidas para ver quién ha ganado la apuesta.
D. LUIS:
¡Oh! Y vuestra lista es cabal.
D. JUAN:
Desde una princesa real
a la hija de un pescador,
¡oh!, ha recorrido mi amor
toda la escala social.
¿Tenéis algo que tachar?
D. LUIS:
Sólo una os falta en justicia.
D. JUAN:
¿Me la podéis señalar?
D. LUIS:
Sí, por cierto: una novicia
que está para profesar.
D. JUAN:
¡Bah! Pues yo os complaceré
doblemente, porque os digo
que a la novicia uniré
la dama de algún amigo
que para casarse esté
.
D. LUIS:
¡Pardiez, que sois atrevido!
D. JUAN:
Yo os lo apuesto si queréis.
D. LUIS:
Digo que acepto el partido.
Para darlo por perdido,
¿queréis veinte días?
D. JUAN:
Seis.
D. LUIS:
¡Por Dios, que sois hombre extraño!
¿cuántos días empleáis
en cada mujer que amáis?
D. JUAN:
Partid los días del año
entre las que ahí encontréis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.
Pero, la verdad a hablaros,
pedir más no se me antoja,
porque, pues vais a casaros,
mañana pienso quitaros
a doña Ana de Pantoja.
D. LUIS:
Don Juan, ¿qué
es lo que decís?
D. JUAN:
Don Luis, lo que oído habéis.
- Uno de los trozos del diálogo entre Don Juan y el escultor que, en el cementerio, esculpe las estatuas de los muertos provocados por Don Juan. Allí mismo, en el cementerio, Don Juan .se entera de la muerte de su amada Doña Inés.
D. JUAN:
Mas, ¡cielos, qué es lo que veo!
O es ilusión de mi vista,
o a doña Inés el artista
aquí representa, creo.
ESCULTOR:
Sin duda.
D. JUAN:
¿También murió?
ESCULTOR:
Dicen que de sentimiento
cuando de nuevo al convento
abandonada volvió
por don Juan.
D. JUAN:
¿Y yace aquí?
ESCULTOR:
Sí.
D. JUAN:
¿La visteis muerta vos?
ESCULTOR:
Sí.
D. JUAN:
¿Cómo estaba?
ESCULTOR:
¡Por Dios,
que dormida la creí!
La muerte fue tan piadosa
con su cándida hermosura,
que la envió con la frescura
y las tintas de la rosa.
D. JUAN:
¡Ah! Mal la muerte podría
deshacer con torpe mano
el semblante soberano
que un ángel envidiaría.
¡Cuán bella y cuán parecida
su efigie en el mármol es!
¿Quién pudiera, doña Inés,
volver a darte la vida!
¿Es obra del cincel vuestro?
ESCULTOR:
Como todas las demás.
- Hemos elegido un párrafo de Doña Inés cuando arranca a Don Juan de las garras del espectro de su padre que quiere arrastrarlo consigo a los infiernos. Doña Inés lo libera en el último momento y lo salva con ella.
Dª INÉS:
Fantasmas, desvaneceos:
su fe nos salva..., volveos
a vuestros sepulcros, pues.
La voluntad de Dios es
de mi alma con la amargura
purifiqué su alma impura,
y Dios concedió a mi afán
la salvación de don Juan
al pie de la sepultura.
(José Zorrilla, Don Juan Tenorio)
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