El sueño de la razón produce monstruos

viernes, 28 de octubre de 2011

Gracián, un Eric Berne del siglo XVII español


Para comprender la psique humana



“273. Comprensión de los genios con quien trata: para conocer los intentos. Conocida bien la causa, se conoce el efecto[1], antes en ella y después en su motivo. El melancólico siempre agüera[2] infelicidades, y el maldiciente culpas: todo lo peor se les ofrece, y no percibiendo el bien presente, anuncian el posible mal. El apassionado siempre habla con otro lenguaje diferente de lo que las cosas son, habla en él la pasión, no la razón. Y cada uno, según su afecto o su humor. Y todos mui lejos de la verdad. Sepa descifrar un semblante y deletrear el alma en los señales[3]. Conozca al que siempre ríe por falto[4], y al que nunca por falso. Recátase del preguntador, o por fácil, o por notante. Espere poco bueno del de mal gesto, que suelen vengarse de la naturaleza éstos, y así como ella los honró poco a ellos, la honran poco a ella. Tanta suele ser la necedad quanta fuere la hermosura.” (Oráculo, 272, págs. 247-248).

Reconoce que el conocimiento de los hombres es mucho más importante que el de los vegetales y minerales:

“291. Saber hazer la tentativa. Compita la atención del juizioso con la detención del recatado: gran juicio se requiere para medir el ageno. Más importa conocer los genios y las propriedades de las personas que de las yervas y piedras. Acción es ésta de las más sutiles de la vida: por el sonido se conocen los metales y por el hablar las personas[5]. Las palabras muestran la entereza, pero mucho más las obras. Aquí es menester el extravagante reparo, la observación profunda, la sutil nota y la juiciosa Crisi[6].

Pero donde Gracián manifiesta más claramente el carácter de técnica o ciencia a su acercamiento al alma humana es en el siguiente aforismo del Oráculo:

“49. Hombre juicioso y notante. Señoréase él de los objectos, no los objectos dél. Sonda luego el fondo de la mayor profundidad; sabe hazer anotomía[7] de un caudal con perfección. En viendo un personaje, le comprehende y lo censura por essencia. De raras observaciones, gran desçifrador de la más recatada interioridad[8]. Nota, concibe sutil, infiere juicioso: todo lo descubre, advierte, alcança y comprehende.”



[1]. Idea aristotélica muy conocida: Física, II, vii, 5.

[2]. Agüerar es lo mismo que “agorar, vaticinar o conjeturar los sucesos futuros”. (Auts.)

[3] . Los señales… Vicente Mut explica: “Lo que la lengua dize lo desmiente el pecho. Lo que las palabras aplauden desdize el corazón. Jamás lo visto y los efectos están concordes. De suerte que ya el sabio no puede fiarse del sereno de un agrado ni del honor de un semblante” (El Príncipe en la guerra y en la paz…, pág. 27, citado por Emilio Blanco en edición crítica del Oráculo, 2009, pág.248, n.1057).

[4]. El juego falto-falso es frecuente en Gracián. Con respecto a la risa, Romera-Navarro cita el proverbio latino: “Per risum multum possis cognoscere stultum”. Y este otro: “Risus abundat in ore stultorum”... Hay además gran cantidad de textos bíblicos al respecto.

[5]. Es idea del Séneca apócrifo: “Imago animi est semo” (De moribus). Y Correa Calderón dice: “Por las palabras, señales y meneo, bien se conocen los pensamientos”.

[6]. Crisi es el término que usa Gracián en vez de “critica”.

[7]. Anotomía se recoge como anatomía en Covarrubias y en Auts.; como indica Pelegrín, se trata “del estudio de lo íntimo”, citado por Emilio Blanco, ibídem, pág. 129, n. 258.

[8]. En el Memorial del P. Cámara, puede leerse de San Ignacio: “Quando mira a uno… parece que le traspasa el corazçon, y que le ve todo. […] usa de tanta prudencia y artificio divino, que las primeras veces que conversa con uno luego lo conoce de pies a cabeza” (apud L. Stinglhamber: “Gracian et la Compagnie…”, pág. 203). Y véase Luis de Mur: “No es dificultoso penetrar los fines. Es pasar de lo aprente a lo más recóndito de las almas” (Triunfos de la esclavitud…, pág. 2), citados por Emilio Blanco, ibídem, pág. 130, n. 259.



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