Para comprender la psique humana
“273. Comprensión de los genios con quien trata: para conocer los intentos. Conocida bien la causa, se conoce el efecto[1], antes en ella y después en su motivo. El melancólico siempre agüera[2] infelicidades, y el maldiciente culpas: todo lo peor se les ofrece, y no percibiendo el bien presente, anuncian el posible mal. El apassionado siempre habla con otro lenguaje diferente de lo que las cosas son, habla en él la pasión, no la razón. Y cada uno, según su afecto o su humor. Y todos mui lejos de la verdad. Sepa descifrar un semblante y deletrear el alma en los señales[3]. Conozca al que siempre ríe por falto[4], y al que nunca por falso. Recátase del preguntador, o por fácil, o por notante. Espere poco bueno del de mal gesto, que suelen vengarse de la naturaleza éstos, y así como ella los honró poco a ellos, la honran poco a ella. Tanta suele ser la necedad quanta fuere la hermosura.” (Oráculo, 272, págs. 247-248).
Reconoce que el conocimiento de los hombres es mucho más importante que el de los vegetales y minerales:
“291. Saber hazer la tentativa. Compita la atención del juizioso con la detención del recatado: gran juicio se requiere para medir el ageno. Más importa conocer los genios y las propriedades de las personas que de las yervas y piedras. Acción es ésta de las más sutiles de la vida: por el sonido se conocen los metales y por el hablar las personas[5]. Las palabras muestran la entereza, pero mucho más las obras. Aquí es menester el extravagante reparo, la observación profunda, la sutil nota y la juiciosa Crisi[6].
Pero donde Gracián manifiesta más claramente el carácter de técnica o ciencia a su acercamiento al alma humana es en el siguiente aforismo del Oráculo:
“49. Hombre juicioso y notante. Señoréase él de los objectos, no los objectos dél. Sonda luego el fondo de la mayor profundidad; sabe hazer anotomía[7] de un caudal con perfección. En viendo un personaje, le comprehende y lo censura por essencia. De raras observaciones, gran desçifrador de la más recatada interioridad[8]. Nota, concibe sutil, infiere juicioso: todo lo descubre, advierte, alcança y comprehende.”
[1]. Idea aristotélica muy conocida: Física, II, vii, 5.
[2]. Agüerar es lo mismo que “agorar, vaticinar o conjeturar los sucesos futuros”. (Auts.)
[3] . Los señales… Vicente Mut explica: “Lo que la lengua dize lo desmiente el pecho. Lo que las palabras aplauden desdize el corazón. Jamás lo visto y los efectos están concordes. De suerte que ya el sabio no puede fiarse del sereno de un agrado ni del honor de un semblante” (El Príncipe en la guerra y en la paz…, pág. 27, citado por Emilio Blanco en edición crítica del Oráculo, 2009, pág.248, n.1057).
[4]. El juego falto-falso es frecuente en Gracián. Con respecto a la risa, Romera-Navarro cita el proverbio latino: “Per risum multum possis cognoscere stultum”. Y este otro: “Risus abundat in ore stultorum”... Hay además gran cantidad de textos bíblicos al respecto.
[5]. Es idea del Séneca apócrifo: “Imago animi est semo” (De moribus). Y Correa Calderón dice: “Por las palabras, señales y meneo, bien se conocen los pensamientos”.
[6]. Crisi es el término que usa Gracián en vez de “critica”.
[7]. Anotomía se recoge como anatomía en Covarrubias y en Auts.; como indica Pelegrín, se trata “del estudio de lo íntimo”, citado por Emilio Blanco, ibídem, pág. 129, n. 258.
[8]. En el Memorial del P. Cámara, puede leerse de San Ignacio: “Quando mira a uno… parece que le traspasa el corazçon, y que le ve todo. […] usa de tanta prudencia y artificio divino, que las primeras veces que conversa con uno luego lo conoce de pies a cabeza” (apud L. Stinglhamber: “Gracian et la Compagnie…”, pág. 203). Y véase Luis de Mur: “No es dificultoso penetrar los fines. Es pasar de lo aprente a lo más recóndito de las almas” (Triunfos de la esclavitud…, pág. 2), citados por Emilio Blanco, ibídem, pág. 130, n. 259.
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