El sueño de la razón produce monstruos

viernes, 14 de octubre de 2011

Las cartografías filosóficas orientales: hinduismo, budismo y taoísmo (II)

Quien quiera que se aproxime a las filosofías orientales encontrará materialistas, empiristas, idealistas, realistas, fenomenalistas, atomistas, nominalistas y un sinfín de corrientes de pensamiento que con dificultad podrían adoptar una etiqueta de nuestra cartografía filosófica, y viceversa. En un intento de lograr un mayor reduccionismo, se ha hablado de filosofía persa, filosofía india o filosofía china como también nosotros decimos idealismo alemán o ilustración escocesa. Todas estas categorías siguen siendo demasiado amplias, en una y en otra de las orillas, las de Oriente y Occidente. Así que desde este punto de vista podremos hablar de tendencias de la filosofía oriental como se habla de las corrientes de pensamiento de la filosofía occidental.

En el caso de la filosofía india, en una de sus tendencias es prevalente la idea de salvación; las cuestiones lógicas, empíricas, hermenéuticas y metafísicas no es que no existan es que quedan al servicio de ese objetivo fundamental.

Esa salvación puede significar una liberación cósmica, como aparece en algunas escuelas brahmánicas o un despertar a la naturaleza de lo real (Mâyâ o el velo de la ilusión; el sueño de Calderón) como lo concibe el budismo mahayana.

Algunas de las grandes tendencias del pensamiento europeo como el individualismo[1], intelectualismo[2] (en Teoría del Conocimiento concilia el racionalismo con el empirismo) o voluntarismo[3] (irracionalismo, vitalismo…) quedan reducidas a simples teorías que permitirán o impedirán pasar a “la otra orilla” de la filosofía oriental.

Además la filosofía oriental ha suscitado controversias argumentando que eran tendencias del pensamiento no estrictamente filosóficas, sino una especie de cosmovisión pseudo-religiosa de la filosofía.

Sin embargo, quien se haya acercado al ámbito cultural, histórico y espiritual de la Antigüedad, en los cultos órficos o en figuras como Parménides, Zenón de Elea, Pitágoras y Heráclito, Sócrates, Platón y Aristóteles…, se apercibirá rápido que todo ese mundo tiene poco que ver con lo “estrictamente filosófico”, y eso, sin citar la filosofía medieval europea o la de las corrientes de los hegelianos de izquierdas.

Señala el filósofo e investigador del CSIC, ARNAU, Juan, autor de la Antropología del budismo[4], que la buena historia de la filosofía no es la de analizar el pensamiento de la Antigüedad como categorías modernas, sino aquella que consigue que el que se acerca a ella, el lector, pueda ponerse en el pellejo de los antiguos y ser capaz de contemplar como se ven las cosas desde allí.

El encuentro de Occidente con estas filosofías de China e India se produce a penas hace doscientos años. Es a finales del siglo XVIII cuando se empiezan a descifrar y traducir algunos textos fundamentales en estas lenguas.

Asegura Roger-Pol Droit[5] (Cfr. Filosofía Hoy, núm. 3, pág. 18) que en la Europa de los años 1830, nadie conocía el contenido de la predicación del Buda […] El inmenso puzle lingüístico y cultural de la diáspora budista es reconstruido poco a poco, de Mongolia al Japón a lo largo del siglo XIX […] Para conocer a los maestros del taoísmo hay que esperar al siglo XIX y sobre todo al XX.

Se trata de un universo variopinto de lenguas, culturas, sabidurías, doctrinas, prácticas, místicas, textos y creencias donde se entremezcla lo culto y lo oculto, lo profano y lo sagrado, lo universal y lo local, y donde conviven los dioses con los monjes y los sabios, formando un laberinto de escuelas, de orientaciones diversas, sincretismos, mestizajes e hibridaciones no fáciles de aprehender de forma rápida.

La mentalidad occidental, pragmática y delimitadora, y orientada siempre a la dualidad: lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, el hombre y la naturaleza, la vida y la muerte, el amor y el odio…, contrasta con la oriental y su tendencia a disolver deshaciendo los límites y las fronteras, y no dejarse engañar por las apariencias contradictorias hasta descubrir la unidad de las partes en profunda fusión e integración con el todo.

El apogeo de la Europa ilustrada que se produce en los finales del siglo XVIII hasta mediados de siglo XIX (Schopenhauer, entre otros), hoy está en decadencia y, por nuestro afán utilitarista, colocamos a los pensadores budistas o hinduistas tras las etiquetas de “irracionalidad”, esoterismo o exotismo.

En cuanto a la religiosidad, la mentalidad occidental a menudo queda desconcertada, turbada y/o sorprendida, pues, por ejemplo, la idea de un Dios creador y garante del universo no aparece en el hinduismo y menos aún en el budismo; en cuanto a la idea de la inmortalidad del alma, hinduismo y budismo luchan, por el contrario, para liberarse de la existencia y no volver a renacer jamás[6].



[1]. Hace del individuo humano su centro, y empieza "con la premisa fundamental de que el individuo humano es de importancia primaria en la lucha por la liberación”. Los derechos humanos y la libertad son la substancia de estas teorías. El liberalismo, el existencialismo y el anarquismo son ejemplos de movimientos que toman al individuo humano como unidad central de análisis.

[2].En filosofía, se denomina intelectualismo a la postura de quienes dan al intelecto preeminencia frente a lo afectivo y frente a lo volitivo. Con el racionalismo, sostiene que existen conocimientos lógicamente necesarios y universalmente válidos, no sólo sobre los objetos ideales —esto lo admiten los principales representantes del empirismo—, sino también sobre los objetos reales; también enseña que incluso los conocimientos necesarios y universales derivan de los datos de la experiencia, y sostiene que la experiencia y la razón son las dos condiciones indispensables para la formación de conocimientos universales y necesarios. Ni la experiencia por sí misma, ni la razón por sí misma, son capaces de producir conocimientos de esa clase.

[3]. Voluntarismo es un término que describe las doctrinas filosóficas que sitúan la voluntad como la primera de las potencias espirituales del hombre frente a la razón. Tales son los casos del franciscano Duns Scoto (fue llamado doctor sútil) en la Edad Media y de Arthur Schopenhauer y Ferdinand Tönnies en el siglo XIX.

[4].Barcelona, Kairós, 2007.

[5]. El olvido de la India y las filosofías de Buda.

[6]. “Filosofías orientales” en Filosofía Hoy. Cuestionar, Descubrir, Vivir tu mundo, núm. 3, mayo, 2011, Madrid, Editorial GLOBUS Comunicación, S. A.

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