El sueño de la razón produce monstruos

sábado, 15 de octubre de 2011

Schopenhauer e Hinduismo (III)

El hinduismo es una de las más antiguas religiones del mundo, acoso más de 4000 años. Ilumina la vida de casi mil millones de personas (véase el mapa sobre las principales religiones de Asía).

El término “hinduismo” fue acuñado por los ingleses en el siglo XIX para aludir a ese complejo universo de dioses, creencias, prácticas sin líderes religiosos, ni dogmas, ni magisterios y que están depositados en un Corpus de textos revelados y anónimos, los Vedas, que se van transmitiendo de generación en generación.

En el hinduismo cada dios representa diferentes facetas de un absoluto sin rostro que está en Todo: Brahman. El hinduismo es una manera de vivir y de pensar, vinculado a la vez a la especulación filosófica y a la vida social. Sus creencias dimanan de la religión védica (ca. 2000 y 1500 a. C.).

La vida humana es cíclica (Samsara: ciclo de nacimiento, vida, muerte, reencarnación –renacimiento en el budismo- en las tradiciones filosóficas de la India). La nueva existencia del Atman (el alma) está determinada por su Karma (las fuerzas opuestas de los actos pasado). Para llegar a la liberación (Moksha) de la rueda del Samsara, los creyentes pueden elegir entre numerosos caminos. El hinduismo presenta un fondo filosófico tradicional antiquísimo aunque muy poco conocido. De aquella diversidad de caminos, surgen las seis Escuelas Filosóficas o Darshanas (en sánscrito, `puntos de vista´) en las que se estudia, analiza y observa la tradición eterna de la sabiduría perenne (Sanatana dharma).

Corpus de textos del hinduismo

Entre ellos hay que destacar:

a)Los cuatro Vedas: Rig Veda, Yadur Veda, Sama Veda y Atharva Veda. Para el filósofo, teólogo y escritor español, hijo de madre catalana y padre hindú, Raimon Panikkar (Raimundo Pániker Alemany), se trata de una de las manifestaciones más bellas del espíritu.

b)Los Upanishads: más de doscientos pequeños libros hinduistas que alargan los capítulos complementarios de los Veda (llamados también Bramana o glosarios a los Vedas, explicando los sacrificios de fuego y los rituales védicos). Están escritos en sánscrito entre los siglos VII y principios del XX.

c)Mohabharata y Ramayana: constituyen las dos grandes epopeyas hinduistas de la mitología India. El Mahabharata es un extenso poema hindú, que al parecer fue escrito hace 5.000 años (3.000 a. C.). La tradición atribuye su redacción a Vyasa, si bien alcanzaría su forma definitiva varios siglos después, bajo el reinado de los Gupta. Consta de más de 107.000 pares de versos. Su extensión es siete veces superior a las famosas obras La Ilíada y La Odisea juntas. Parece tener un fuerte fundamento histórico, ya que en los Vedas hay referencias a personajes del Mahabharata, que supuestamente intervendrían en una guerra intertribal, ocurrida en el segundo milenio antes de Cristo, y en la que participó toda la India septentrional. En el episodio Bhagavad-Gita[1], que significa “la canción de Baghaván”, el Dios que posee todas las opulencias, es donde aparece Krishna, dios hindú especialmente venerado, que en sánscrito significa “negro”, “oscuro”; en sus representaciones artísticas su piel suele aparecer de azul.

En cuanto al Ramayana (del sáncrito rāma, nombre del famoso Dios hindú Rama, y āiana, “marcha”). Conocido en la India y en todo el Sureste asiático, narra los mitos hindúes de la creación. Su versión más conocida se atribuye a Valmiki, un santón que asegura haber recibo el libro de manos de Brahma, el dios hindú de la creación. Aunque el Ramayana es esencialmente una obra profana, incorpora gran parte del material contenido en los libros sagrados védicos.

d) Tantras: describen los rituales de las diferentes sectas tántricas.

e) Sutras: conjunto de aforismos y preceptos desarrollados por cada Darshana. Destacan los Sutras sobre Yoga atribuidos a Patanjalí, filósofo indio de ca. del s. VI y II a. C., y que fueron difundidos en Europa por Schopenhauer.

Las seis Escuelas Filosóficas o Darshanas hinduistas

Estas seis Escuelas constituyen los seis sistemas filosóficos de la tradición hinduista, a saber: 1ª.) el Mimansa o exégesis de los Vedas; 2ª.) el Vedanta o metafísica del Atman; 3ª.) el Vaisheshika o análisis de las reglas de la naturaleza; 4ª.) el Nyaya o lógica, y 5ª. y 6ª) el Samkya y el Yoga donde se tratan la dialéctica del espíritu y la materia, el cuerpo y el alma.

Cada una de las Darshanas presenta unas enseñanzas y una metodología para captar o percibir la última realidad o lo Absoluto. Su objeto es idéntico aunque cambian sus enseñanzas y prácticas. ¿Cuál de esas Darshanas es la verdadera? El maestro hindú asegurará que las seis, que Todas, pues son las ramas de un mismo tronco, las deferentes laderas que conducen hacia la cumbre de la montaña.

Mimansa (Skhya Pūrva mīmā Yaimini)

Es una filosofía que estudia y analiza los Vedas. Se trata de antiquísimos textos sánscritos, fundamento del vasto sistema del hinduismo. Veda, en sánscrito, significa “conocimiento”.

En este darshana, el creyente, a través del ritual, puede alcanzar la liberación de su mónada espiritual (alma, atman). El número de atman es indefinido y cada una de ellas se asocia con una forma material temporalmente. Para conseguir que el atman recobre su libertad, el aspirante espiritual practicará el ritual que se inspira en los Vedas, por medio del cual se van extinguiendo las fuerzas del Karma que son las que facilitan la transmigración de las almas. No hay metafísica, ni meditación, ni ascética; solo el rito de los Vedas. Vedānta (de Viasa): el Brahman-Atman del hinduismo

Viasa es un mítico escritor de la antigüedad hinduista. De todas las filosofías liberatorias de la India, el Vedanta es el que mayor influencia ha ejercido sobre el pensamiento indio. El Vedanta se inspira en los Upanishads, textos que llevaron a Schopenhauer a confesar: “Son el consuelo de mi vida y de mi muerte”.

Para el Vedanta original, el advaita o monista (no-dualista), Brahmán es la realidad absoluta y se concreta, individualiza y personaliza en el ser humano como atman o sí mismo, cuya naturaleza espiritual nunca es diferente de aquel, como las olas no son diferentes del océano. Por ignorancia de la mente, el hombre vive atrapado, encarcelado, en el fenómeno sin ser consciente de que no hay diferencia alguna entre Brahman y atman, excepto que el atman es brahmán personalizado, aunque eso sí, disociado de la materia.

El aspirante espiritual ha de realizar su identificación con el atman por medio de la purificación del discernimiento, la austeridad y el desapego. El solo discernimiento nos hace distinguir lúcidamente entre la personalidad y la esencia, entre la ganga y lo esencial, entre lo adquirido y lo real. Por medio de la práctica de la autoindagación, entre el discernimiento y la meditación aparece una sabiduría especial discriminativa que está más allá del intelecto habitual y permite una percepción superior.

El Brahman-Atman del hinduismo busca el saber no tanto por su valor teórico o científico, sino intentando a través de él la liberación, igual que el médico trata de aumentar su comprensión de los síntomas de una enfermedad, no por el gusto de conocerlos, sino con el objeto de encontrar el remedio y la curación del mal.

En el pensamiento de la India no aparece esa separación drástica entre teoría y praxis, o entre filosofía y religión. La meta del saber más elevada es la liberación del individuo y, desde esa actitud, se tiene una visión más integral de la vida humana que no disocia la inteligencia de la voluntad, ni desliga el análisis racional de los fenómenos de los criterios de valoración de la experiencia dando una orientación práctica para la vida.

Vaiseshika (Vaiśeika , de Kaāda)

Su fundador fue Kanada, conocido como el “devorador de átomos”. Este sendero es una metafísica atomista o un atomismo liberador porque considera que existen infinitos átomos y un número indefinido de mónadas espirituales.

Al combinarse, los átomos dan forma a la materia y las entidades espirituales o mónadas se asocian con la materia y parecen confundirse con la materia, pero la mónada nunca pierde su pureza prístina.

Cuando el aspirante obtiene la percepción intuitiva de su mónada espiritual, esta se separa de la materia y alcanza la liberación definitiva y así evita toda influencia kármica.

Nyaya (Nyāya, de Gótama[2])

Es un sistema filosófico soteriológico basado en la lógica. Su silogismo consta de cinco partes: 1ª) la proposición; 2ª) la causa; 3ª) la ejemplificación; 4ª) la aplicación al caso concreto, y 5ª) la conclusión.

Este darshana tiene cuatro fuentes de conocimiento correcto: la percepción o aprehensión directa del objeto; la inferencia (deducción, inducción o razonamiento); la analogía, y el testimonio verbal o escrito.

Sāmkhya (de Kapilá)

De entre todas las escuelas hinduistas, está considerada la más antigua. Tradicionalmente se considera que fue fundada por el sabio Kapilá, aunque esto no se ha podido probar hasta la fecha. En el hinduismo actual no existe la escuela khya como tal, pero su influencia se percibe en las doctrinas del yoga y el vedanta.

La mayoría de los eruditos afirman que originalmente era una escuela del pensamiento ateo. Más tarde pasó a ser uno de los seis sistemas astika (que cree en la existencia de Dios y que reconoce la autoridad de los Vedas).

Sāmkhya y yoga son hermanos gemelos; el primero pone la doctrina y el segundo, la práctica. El sāmkhya es de origen ateo y no cree en un agente divino, en tanto que muchas corrientes del yoga, pero no todas, son teístas y creen en la conciencia suprema o el Ser.

Hay críticos que consideran el Sāmkhya el darshana más antiguo y una de las doctrinas filosóficas más brillantes de la India. El aspirante tratará de alcanzar un conocimiento metafísico que le lleve a la liberación (mukti). Psicológicamente, cuando se obtiene la percepción intuitiva de la mónada espiritual, se experimenta como emancipación (Kaivalia). Hay que indicar que el yoga arcaico que trata de conseguir el trance místico es anterior al Sāmkhya.

Esta filosofía, el Sāmkhya, distingue dos principios irreconciliables: prakriti y purusha; el primero es la sustancia primordial o material, en tanto que el purusha es el principio espiritual o inmaterial. Ambos principios son eternos, independientes, y su avocación (asunción o fusión) es solo apariencia causada por la ignorancia del ser humano que genera ilusión (el velo de maya), confusión y encadenamiento.

El ser humano, al identificarse con prakriti (los procesos orgánicos y mentales), vive esclavizado, genera karma y se ve obligado a sucesivas reencarnaciones. Con respecto al individuo, el karma alude a todas aquellas disposiciones que, unas más que otras, nos apegan a la vida: los deseos, el querer vivir, la ambición, la búsqueda del placer y felicidad…, esto es, todo lo que es motor o impulso de nuestras acciones.

Simultáneamente, significa también la capacidad de desencadenar efectos, los que proceden de nuestras acciones. Toda acción tiene unos efectos, unas repercusiones, unas consecuencias, que, la mayoría de las veces, no podemos prever ni controlar. En general, las buenas acciones producen buenos efectos pero también pueden producir otros malos, y a la inversa, las malas acciones producen efectos malos y dolorosos, aunque también pueden derivar en otros buenos (No hay mal que por bien no venga, reza una de nuestras paremias).

Todo está sometido a la ley del karma: la retribución moral, ley que dirige y regula no solo el presente, la vida actual, sino también el pasado como retrospección, el presente como eje de referencia, y el futuro como prospección, y también el ciclo de las reencarnaciones. Todo individuo vivirá una serie de reencarnaciones más o menos placenteras o desagradables según el buen o mal karma que la persona haya generado. El actuar (karma) y los efectos que detrae es la energía de las reencarnaciones. Cuanta más energía en el momento de su muerte más se intensifica el mecanismo de la reencarnación y más se condena a ir errante de existencia en existencia hasta el agotamiento de aquella energía, hasta alcanzar el nirvana o la liberación de los deseos, de la conciencia individual y de las reencarnaciones.

El ser humano, al identificarse con prakriti (los procesos orgánicos y mentales), vive esclavizado, produciendo karma por lo que se ve avocado a sucesivas reencarnaciones. El que logra el auténtico conocimiento metafísico, la gnosis, intuye que el purusha no es cuerpo ni mente, alcanzando así la liberación definitiva.

Yoga (de Patañyali)

El yoga (del sánscrito ioga) se refiere a una tradicional disciplina física y mental que se originó en la India. La palabra se asocia con prácticas de meditación en el hinduismo, el budismo y el jainismo. En el hinduismo, se la cuenta como una de sus seis doctrinas ortodoxas.

Su antigüedad data de al menos 5000 años. Es el primer método humano de autodesarrollo y evolución de la conciencia. Sus técnicas buscan la sabiduría liberadora del entendimiento y han sido utilizadas por todos los sistemas soteriológicos o filosófico-religiosos de Oriente: budismo, taoísmo, el zen, el tantra, el sāmkhya, el jainismo, el vedanta e incluso el sufismo.

Patanyali o Patanshali (pronunciado patanshali) fue un pensador hindú cachemiro, autor del Yoga-sutra, importante texto sánscrito compuesto por aforismos (sutras) acerca de aspectos filosóficos de la mente. Probablemente vivió en el siglo III a. C., aunque este dato no se puede confirmar.

En el yoga está la primera ciencia psicosomática; también tiene medicina natural, filosofía, ética, mística, metafísica y, sobre todo, enseñanzas y métodos psicoespirituales para la transformación interior, el dominio de la mente y la obtención de un estado especial de conciencia, el samadhi o enstasis, que permite captar la última realidad más allá de las apariencias liberando a la mente de toda ignorancia y ofuscación.



[1]. El Bhagavad-Gita, texto sagrado del hinduismo, cita los cuatro principales: a) karma-yoga (disciplina de los actos); c) raja-yoga (meditación); c) jnana-yoga (conocimiento trascendente) y bhakti-yoga (devoción).

[2]. Esta escuela se puede apreciar de dos modos: como un método de lógica y epistemología o como una parte de la religiosidad de la India. En ambos casos conlleva una gnoseología y una ontología.

En efecto, el niaiá es una escuela de especulación filosófica que ha devenido posteriormente en un sistema dedicado también a la metafísica. El corpus principal de esta escuela se encuentra en los textos llamados Niaiá sutra escritos por el sabio Gótama Aksha Pada en el siglo II a. C. (aunque algunos opinan que el Niaiá sutra fue escrito en el siglo VII d. C.). Este Gótama, que no se debe confundir con el famoso santo Gautama Buda, fue un filósofo que recibió el sobrenombre de Aksha Pada (siendo aka: ‘ojos’ y pāda: ‘pies’), posiblemente por tener la vista fija en los pies, o por la intención realista de su trabajo. El nombre Gótama significa ‘el mejor buey’ (siendo go: ‘vaca, buey’ y tama: ‘el mejor’).

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